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15 octobre 2012 1 15 /10 /octobre /2012 17:00
American Curios

Supresión

David Brooks
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PARA LOS VOLUNTARIOS. El presidente Barack Obama dijo que su preparación para el segundo debate con su contendiente, el republicano Mitt Romney, va muy bien, y según sus asesores esta vez será más agresivo. El demócrata llegó ayer con las pizzas para los voluntarios de su campaña en Williamsburg, Virginia
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A unas tres semanas del festejo democrático en el país autoproclamado campeón de la democracia en el mundo, los políticos hacen de todo para suprimir la participación popular, en algunos casos de manera explícita, en otros como consecuencia del cinismo y cosecha de la desilusión que han sembrado.

Todos los días se realizan espectáculos, como debates y actos de campaña, todo producido por estrategas y expertos en manipular la opinión pública. Todo decorado con los adornos del festejo democrático, los símbolos nacionales, las apelaciones a Dios, el elogio del sueño americano, solicitudes de tu voto, campañas para empadronar a más ciudadanos, y millones de dólares en publicidad electoral, pero esto se realiza en un contexto donde eso de una persona, un voto no se respeta.

Vale recordar que aunque en otros países democráticos el pueblo vota de manera directa para elegir a su presidente, el sistema estadunidense permite la posibilidad de que un candidato presidencial pueda ganar el voto popular y perder la elección, como fue el caso en 2000, cuando Al Gore obtuvo más votos a escala nacional pero perdió la elección contra George W. Bush. Un votante aquí, aunque marca su boleta por un candidato presidencial, en verdad está eligiendo un delegado estatal comprometido con ese candidato que será integrante de algo llamado el Colegio Electoral. Para ganar la presidencia un candidato requiere obtener por lo menos 270 votos electorales. La elección presidencial no se realiza en una elección nacional, sino, en efecto, en 50 elecciones estatales.

Y claro, justo porque cada estado determina sus propias reglas y mecanismos para registrar el voto, también hay graves vulnerabilidades al fraude, algo que ocurrió de manera dramática en las elecciones presidenciales de 2000, en Florida, y en Ohio en 2004, cuando no se logró garantizar un conteo preciso del voto popular y donde quedó claro que cada voto no contaba. Nadie sabe hasta la fecha quién gano ahí.

Pero además de los problemas estructurales que ponen en duda la validez del voto popular, también hay maniobras explícitas para suprimir la participación electoral. Los republicanos han impulsado leyes estatales que buscan obstaculizar y/o impedir el voto de algunos sectores que suelen votar por los demócratas, sobre todo afroestadunidenses y latinos. El presidente del Partido Republicano, Reince Priebus, argumentó que los demócratas saben que se benefician del fraude electoral.

Las medidas impulsadas en estados como Texas, Indiana, Florida, Pensylvania, Ohio y Wisconsin, entre otros, parecen ser muy justificables: introducir más requisitos de identificación para empadronarse y para purificar el padrón, y así evitar el grave peligro del fraude de identidad en las urnas. El problema es que no existe tal problema: hay casi nula evidencia de este tipo de fraude. Pero los requisitos nuevos sí logran suprimir el voto de comunidades pobres y de color. En algunos casos, estas medidas no son nada menos que intentar revertir los grandes logros del movimiento de derechos civiles de los años 60, donde una vertiente clave de la lucha fue justo el derecho de una persona, un voto para todos. El periodista y autor Greg Palast cita a un abogado especializado del derecho del voto, John Boyd, quien alarmado porque decenas de miles en varios estados podrían perder su voto por las nuevas medidas, afirmó: no tengo ninguna duda de que esto podría decidir el resultado de la elección. La gente no entiende la enormidad de esto.

Aunque varias de estas iniciativas han sido suspendidas por órdenes de tribunales federales mientras evalúan si violan estos derechos fundamentales, sus efectos de intimidación y confusión ya han tenido efecto.

Mas allá de las maniobras explícitas, hay otros factores que suprimen la participación electoral. Todos los días aquí los candidatos presidenciales afirman que esta es una elección histórica donde se determinará el futuro del país entre dos visiones muy distintas. Pero para muchos, los efectos de la gran recesión que empezó con un presidente republicano sólo ha continuado bajo uno demócrata, mientras los responsables de la crisis, los grandes ejecutivos de Wall Street y sus servidores públicos gozan de cada vez más ganancias sin pagar los costos de su desastre. De hecho, son los que están gozando –el famoso uno por ciento– los que están financiando las campañas de ambos candidatos presidenciales. Para muchos es difícil, en esencia, ver las diferencias entre ambos candidatos.

Stephen Colbert, el cómico satírico con amplia influencia nacional por medio de su programa Colbert Report, comentó a David Gregory, conductor de Meet the Press, de NBC News, que en esta elección: sé que hay una diferencia (entre los candidatos presidenciales). Pero no sé cuál es. Al referirse al republicano Mitt Romney, dijo que “parece ser absolutamente sincero como moderado. Y también parece bastante sincero como conservador severo… Si gana Obama, espero que cumpla con algunas de las promesas que no cumplió la primera vez… Pero sí que tiene que existir una diferencia entre estos dos hombres, porque si no todos somos parte de una enorme broma cruel”.

Como escribió Noam Chomsky, “las elecciones son administradas por la industria de relaciones públicas. Su tarea primaria es la publicidad comercial, la cual es diseñada para manipular mercados creando consumidores desinformados que tomarán decisiones irracionales… Sólo es natural que cuando son contratados para administrar elecciones, esta industria adoptará los mismos procedimientos en los intereses de los que están pagando, y éstos, ciertamente no desean ver a ciudadanos informados tomando decisiones racionales”.

Con tanta supresión explícita e implícita del voto, todo esto podría convertir al partido abstencionista en el triunfador de esta elección, lo cual, por supuesto, será celebrado aquí como otro gran ejemplo de democracia para el mundo.-

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14 octobre 2012 7 14 /10 /octobre /2012 12:40

Domingo, 14 de octubre de 2012

El voto latino en EE.UU.
Por Juan Gelman
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La pelea Obama-Romney por el sufragio latino o hispano no es baladí: son 23,7 millones los votantes de origen latinoamericano registrados en el padrón electoral, del que constituyen el 11 por ciento. En las elecciones de 2008 ocupaban el 9,5 por ciento y desde esa fecha se han sumado más de 4 millones a los 9,5 de entonces. Así lo revela un reciente estudio del Pew Research Center (www.hispanic,org, 1-10-12). No obstante, la proporción de latinos que votaron ese año (50 por ciento) fue inferior a la de la población afroamericana (65 por ciento) y a la de los blancos (66 por ciento).

Tal vez la participación disminuya aún más este año, como sucedió con las elecciones intermedias de 2010: la burbuja hipotecaria que desató la crisis económica actual se ensañó sobre todo con la comunidad latina, muchos perdieron el techo, tuvieron que mudarse y quizás el registro electoral de no pocos quedó en suspenso por el cambio de domicilio. El partido demócrata está bien advertido del hecho y sus miles de voluntarios de habla hispana participan en las actividades de la comunidad y visitan casa por casa para convencer a sus habitantes de que voten y/o renueven su registro (//hamptonro ads.com, 7-10-12).

El 58 por ciento de los votantes latinos es de origen mexicano, el 14 por ciento ha llegado de Puerto Rico, un 6 por ciento de Cuba y el resto de Sur y Centroamérica. Se advierte entre ellos cierta decepción porque Obama no cumplió con su promesa de 2008 de modificar las duras normas imperantes contra los inmigrantes ilegales y durante sus dos primeros años de gobierno deportó a más de un millón de ellos, tantos como W. Bush durante su segunda administración.

El panorama, sin embargo, no parece tan oscuro para el actual mandatario. Según una encuesta de NBC News/Wall Street Journal/Telemundo le llevaba a Romney una ventaja de 50 puntos en preferencias del elector latino: 70 contra 20 por ciento (www.nbcnews.com, 3-10-12). Un sondeo posterior de la empresa encuestadora Latino Decisions confirmó esa distancia: 73 a 23 (www.latinodeci sions.com/blog/, 2-10-12). En esto tuvo su peso la orden ejecutiva que emitió Obama y congeló por dos años la deportación de los inmigrantes ilegales más jóvenes si estudiaban o se alistaban en las fuerzas armadas.

Cabe además reconocer que Romney lo ayuda bastante. Se hizo público el video de una reunión privada del candidato republicano con posibles donantes para su campaña en la que dijo, entre otras cosas, que no era “trabajo” suyo el de ganarse al 47 por ciento de votantes que apoya a Obama porque “nunca podré convencerlos de que debieran asumir su responsabilidad personal y hacerse cargo de sus vidas” (www.washingtonpost.com, 18-9-12). James Carter IV, nieto del ex presidente, fue quien hizo llegar el video a algunos medios, un acto de “justicia poética”, explicó.

La frasecita de Romney cayó mal entre los millones de desocupados que perciben un seguro de paro, minorías y marginados. Según medios y encuestas, ganó de manera abrumadora su primer debate con un Obama que parecía cansado de gobernar, con lo que renació la esperanza republicana en el triunfo, pero las opiniones que recorrieron las redes sociales fueron otras. Un escrutinio de esas fuentes que llevó a cabo el Pew Research Center en el marco de su proyecto “Por la excelencia periodística” cristalizó otra mirada.

Los investigadores del Centro analizaron los 5,9 millones de comentarios emitidos por Twitter desde el comienzo del debate hasta la mañana del día siguiente y encontraron que los pareceres se inclinaron más por Obama (35 por ciento) que por Romney (22 por ciento), sólo que entre los primeros hubo más críticas al republicano que elogios al demócrata y lo mismo ocurrió con los últimos. En los 262.008 muros de Facebook analizados durante el mismo período, la diferencia fue menor: 40 por ciento a favor del presidente contra 36 del candidato opositor. En los blogs revisados, Romney superó a Obama en una proporción de 4 a 1 (www.journalism.org, 5-10-12).

Los republicanos incorporaron a su campaña anuncios en castellano y dieron entrevistas a medios latinos, pero muchos piensan que es poco, llega demasiado tarde y es insuficiente para borrar los comentarios agresivos que Romney hizo durante las primarias sobre el tema. Obama culpa a los republicanos de impedirle cumplir su promesa de flexibilizar las normas vigentes sobre la inmigración ilegal.

Cabe preguntarse, gane quien gane, cómo manejará un tema que afecta a 12 millones de personas que entraron sin visa a los EE.UU. y de las cuales depende la marcha de muchos sectores de la economía estadounidense. Racismo, humillación y desprecio aparte, ¿se reconocerán sus derechos de una buena vez?

 

 

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14 octobre 2012 7 14 /10 /octobre /2012 11:38
Bajo la Lupa

El neoliberalismo financierista anglosajón arremete contra los BRICS

Alfredo Jalife-Rahme
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Costureras laboran en una fábrica en los suburbios de Hyderabad, India, el viernes pasado. La producción industrial del país creció 2.7 por ciento en agosto
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Ha sido la tónica en fechas recientes la campaña de corte goebbeliano que han desatado los multimedia financieristas anglosajones, en particular la revista The Economist y The Financial Times (FT), contra los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).
 

Gideon Rachman, uno de los internacionalistas del FT, muy cercano a Israel, los patea en el aire y sentencia que se encuentran en severos problemas (11/10/12). Comienza con la división convencional de las mayores economías del mundo en dos grupos básicos (jugando con las palabras en inglés): los BRICS y los enfermos (Sicks), es decir, Estados Unidos (EU) y la Unión Europea (UE).

 

Se mofa del concepto de desacoplamiento (decoupling) que versa(ba) sobre el diferente camino que supuestamente habrían tomado los BRICS ante el desmoronamiento económico y financiero en ambos lados del Atlántico norte.

Juzga en forma incorrecta que el desacoplamiento quedó hecho añicos con la severa crisis de EU y la UE que los ha contagiado. Aquí podríamos pasarnos horas discutiendo, ya que una cosa es la afectación innegable de la crisis financiero/económica que inició en EU el 15 de septiembre de 2008, y otra es la flagrante indefinición de sus parámetros de medición muy etéreos que se basan en la comparación del PIB, lo cual, justamente derrumban sus asertos tanto en el seno de los BRICS como de éstos frente a la dupla EU/UE.

 

En el seno de los BRICS el crecimiento del PIB de China e India a 2011 (CIA world factbook) superan a los tres restantes del bloque pentapartita, lo cual exhibe un desacoplamiento interno que va desde el 8 por ciento de China hasta el 2 por ciento de Brasil (el menor) que cita Rachman. Hace trampa al ignorar el desacoplamiento de los BRICS con la dupla EU/UE (omite mañosamente las cifras) –estos dos últimos respectivamente de un mediocre 1.7 por ciento y 1.6 por ciento: es decir, menores que Brasil.

El promedio del crecimiento hasta 2011 de EU/UE es de 1.65 por ciento frente a 4.7 por ciento promedio de los BRICS, sin contar a Rusia y a Sudáfrica, cuyos datos oculta y que hasta 2011 fueron de 4.3 y 3.1 por ciento respectivamente. El promedio de los BRICS es más del doble que la dupla EU/UE, lo cual exhibe un desacoplamiento.

 

Rachman comenta teológicamente que el bloque pentapartita ostenta una corrupción (sic) endémica que erosiona la fe en sus sistemas políticos e impone un impuesto (sic) a sus economías.

 

Como se dice en México, en materia de corrupción la dupla EU/UE no canta mal las rancheras hasta en su publicitado sistema democrático electoral cuando el mismo ex presidente Jimmy Carter acaba de fustigar que su país ostenta el sistema electoral más corrupto (sic) del mundo frente al sistema electoral más perfecto del mundo que es Venezuela”, lo cual, naturalmente, los desinformadores del modelo neoliberal latinófobo ocultan. Este segundo punto de Rachman es muy endeble para sustentar su etéreo desacoplamiento. En forma extraña, cita muy laxamente a un amigo chino y a un alto industrialista indio que no identifica –lo cual es poco profesional– para fustigar a China e India desde la imperfección británica.

 

Apunta que en China las tensiones políticas permanecen muy elevadas con el juicio a Bo Xilai y un crucial congreso del partido en puerta. Aduce que para la pasada generación, la respuesta de China a la incertidumbre política fue siempre la misma: un rápido crecimiento económico, y conjetura que su baja a 8 por ciento es signo de problemas que reflejan la caída de la demanda en Europa, mientras sus salarios crecen muy rápido, lo cual mermará su competitividad. Falso: pese a su alza, los salarios manufactureros de China siguen siendo relativamente muy bajos.

 

Especula que la desaceleración de China tiene efectos deletéreos en el restantes BRICS por ser el mayor socio comercial de Brasil, India y Sudáfrica. Utiliza la abrupta caída del crecimiento de Brasil de 7.5 por ciento (2010) a un probable 2 por ciento este año. A mi juicio, es mucho más complejo que el reduccionismo mercantilista y tiene que ver con un aspecto geopolítico y, sobre todo, geofinancierista, debido al secuestro añejo de Brasil por los especuladores israelí-anglosajones de Wall Street y la City.

 

El megaespeculador George Soros lleva un buen periodo socavando la estabilidad financiera de Brasil, cuya presidenta, Dilma Rousseff, y su ministro de Finanzas, Guido Mantega, han criticado la guerra de divisas que libra EU y que ha perjudicado las exportaciones brasileñas debido a sus aún elevadas tasas de interés y a la exagerada revaluación del real. Rousseff no pierde oportunidad en criticar que la crisis financiera global fue made in USA, y esto, naturalmente, lo soslaya la unidimensionalidad procaz de Rachman.

 

Mediante un vocero clandestino, Rachman manifiesta que India sufre depresión clínica y alega que durante el verano padeció la mayor interrupción eléctrica que ha sufrido el mundo y afectó a 600 millones. Esta es otra exageración, pues de las catástrofes de cualquier índole nadie se salva: ni de Katrina en EU, ni de Fukushima en Japón, y no se acabó el mundo.

 

La obsesión de Rachman, adicto al neoliberalismo, se concentra en la falta de reformas económicas que evidentemente beneficien al modelo plutocrático global.

 

Arremete contra Rusia por el retorno de Vlady Putin al poder y considera que la revolución del shale gas (gas de esquisto) en EU es potencialmente desastroso para Rusia al disminuir el precio global del gas. Abulta un reporte de su Banco Central que predice un déficit en la cuenta corriente en los próximos tres años y pasa por alto que Rusia tiene un gran margen de maniobra financiera al desplegar una de las menores deudas del mundo y escamotea su probable complementariedad geoenergética con China.

 

Sobre Sudáfrica, ex colonia británica, Rachman no pierde su atavismo colonial y considera, citando a Jim O’Neill –economista de Goldman Sachs y creador del concepto geoeconómico de los BRICS– que su economía no es lo suficientemente grande para pertenecer al bloque. De nuevo peca de reduccionismo simplón, ya que la pertenencia de Sudáfrica se debe a la conexión del eje marítimo con Brasil e India mediante el Foro IBSA. La membresía de Sudáfrica, la mayor economía de su continente, tiene más que ver con su futuro estratégico que con un vulgar mercantilismo.

 

Su conclusión es rocambolesca y no tiene más remedio que reconocer que aún existe algo peor que los BRICS: los “enfermos (Sicks)”, ya que “la mayoría (sic) de los BRICS crecerán más rápido que los enfermos (Leáse: EU/UE) por algunos (sic) años”. No especifica el número de años y admite implícitamente que seguirá existiendo desacoplamiento entre los BRICS y la dupla EU/UE, lo cual contradice todo el cuerpo de su claudicante argumentación.

 

Se sale grotescamente por la tangente y asimila que, pese a todos los horrores y fracturas de los BRICS, su mayor crecimiento significa que el movimiento del poder económico y político de Occidente al mundo emergente seguirá siendo la gran historia de nuestro tiempo, lo cual es cierto y expone la esterilidad de la diatriba simplona de GR quien acaba por desmentirse.-

 

@alfredojalife

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13 octobre 2012 6 13 /10 /octobre /2012 14:27
13-10-2012

 

Para comprender al capitalismo global

      Saúl Landau     

Durante las pocas  veces que los artículos  no hablan de  quién será el nuevo presidente del Imperio de EE.UU., los que seguimos las  noticias observamos a ciudadanos griegos y españoles dedicados a protestas  masivas en contra de los programas gubernamentales de austeridad, mientras el  comentarista parlotea acerca de los “temores” de estos países por salirse de la  sagrada eurozona como resultado de economías fracasadas y el rechazo del Banco  Central de Europa a hacer préstamos a los "flojos”. En la televisión  norteamericana hemos visto incontables noticias de desahucios y ejecuciones de  hipotecas, de trabajadores saliendo de una fábrica que pronto cerrará como  resultado de los malos tiempos económicos. Los norteamericanos se preocupan:  ¿quién será el próximo en dirigir el imperio y las más importantes  instituciones que manipulan la economía mundial?

Junto con estas  historias de gente que  protesta contra  políticas estatales o que son víctima de los caprichos del capitalismo,  presenciamos escenas diarias de soldados norteamericanos y civiles que mueren  en Afganistán –y todavía en el Iraq que los ocupantes norteamericanos  desintegraron– o de los aviones sin piloto que matan a gente en Pakistán o  Yemen. Los activistas en contra de la guerra no solo se han manifestado con  regularidad contra las actividades del Pentágono y la CIA. En Washington las  áreas dudosas de lo que las tropas norteamericanas están haciendo en partes  remotas del mundo y qué intereses económicos están detrás del uso de la fuerza  militar, raras veces se discuten.

Sin embargo,  estudiosos y periodistas han diseccionado las actividades militares de EE.UU.  durante décadas, pero pocos escritores se han atrevido a tratar de enfrentarse  a las instituciones económicas, las otras piezas cruciales del moderno imperio  de EE.UU. –las que los militares y los tramposos de la CIA tratan de proteger y  defender en cada una de las administraciones posteriores de la 2da. Guerra  Mundial. Así que los lectores  deben  apertrecharse de la excelente investigación y análisis minucioso de los  profesores Leo Panitch –profesor de Ciencias Políticas en la Universidad York  de Toronto– y su colega Sam Ginden, así como de su legible descripción y  explicación de cómo funciona o no funciona la parte del dinero del imperio  norteamericano. ([I]La construcción del  capitalismo global, la economía política del imperio norteamericano,[/I] Verso,  2012.)

Los que han  vivido sin saber de instituciones como el Departamento del Tesoro, el FMI y la  Reserva Federal descubrirán en este libro el papel imperial que desempeñan  estas misteriosas agencias, las cuales penetran cada vez más en el mundo que  los más publicitados Pentágono y la CIA.

Durante la 1ra.  Guerra Mundial, las finanzas y la industria norteamericana demostraron cómo el  poder económico de EE.UU., más que la fuerza militar, se podían relacionar con  la victoria de una guerra mundial.

Las instituciones  financieras norteamericanas también allanaron el camino para el surgimiento de  EE.UU. como el poder capitalista preeminente en el mundo, un poder cuyo alcance  llegaba a cualquier punto del planeta.

Cuando terminó la  2da. Guerra Mundial, con las potencias europeas destruidas, Estados Unidos se  convirtió en el líder lógico de la ideología de la “libertad”, la cual tenía  como principio fundamental la noción del capitalismo de mercado.

Después de 1945,  Washington hizo cambios imperiales en su Tesorería y Departamento de Estado e  incrementó los poderes de la Reserva Federal para elaborar una política de  postguerra que buscaba asegurar los necesarios recursos globales para empoderar  a los titanes de la industria y de Wall Street, los cuales el estado necesitaba  para ayudar a acumular el capital mundial. En el acápite “Inversión Global,  Reglas Norteamericanas” los autores citan a Benjamin Cohen para demostrar cómo  el ajuste estructural impuesto por el FMI trae inmensos beneficios, al citar al  economista Benjamin Cohen acerca de “grandes capitales como los grandes  productores de artículos comerciados globalmente, bancos y otras firmas de  servicios financieros, y grandes poseedores de bienes privados”. No  precisamente las tiendas de la Calle Real.

El imperio  norteamericano necesitaba condiciones en todo el mundo que atrajeran la  inversión extrajera. Pocas personas, incluso en círculos informados, saben  mucho acerca de cómo funcionan los tratados bilaterales de inversiones y de cómo  integran a otros países en un capitalismo global dirigido y controlado por  EE.UU. Tratados como ALCAN y ACALC, por ejemplo.

Los autores  también demuestran cómo las instituciones financieras controladas por EE.UU.  impusieron el ajuste estructural a países pobres para beneficiar al gran  capital y explotar más a las clases trabajadores. Tanto Europa como Japón se  convirtieron en parte de lo que William Appleman Williams llamó el “imperio  informal” de Estados Unidos. El crecimiento postguerra de las finanzas  norteamericanas –incluyendo la externalización de prácticas e instituciones  norteamericanas– llevó a la creación de un sistema integrado de mercados  financieros en expansión que caracteriza a la globalización capitalista. Para  fines del siglo veinte, escriben Panitch y Ginden, “los capitalistas,  literalmente casi en cualquier parte, por regla general reconocen una  dependencia de Estados Unidos para establecer, garantizar y administrar la red  global en cuyo seno todos pueden acumular”.

Este libro revisa  las economías del mundo que comenzaron con el control de EE.UU. en 1944 en la  reunión de Bretton Wood. Los autores argumentan que se desarrolló un interés  internacional de clase, que funcionarios de EE.UU. poseían una visión del  capitalismo universal en el período posterior a la 2da. Guerra Mundial, una  visión que promovía no tanto intereses especiales norteamericanos sino el florecimiento  del capital en sí, el cual necesitaba acceso mucho mayor a todas partes del  mundo. Esto, a su vez, hizo posibles los vínculos  que se desarrollaron entre grupos  capitalistas a gran escala en Estados Unidos y sus socios internacionales. A  medida que las fuerzas de EE.UU. trataban de imponer, sin éxito,  su voluntad militar en Corea y Vietnam, las  armas financieras del imperio convencieron a los capitalistas europeos de  desarrollar “vínculos con capitalistas norteamericanos, tanto en el seno de  Europa como en el de Estados Unidos”, fortaleciendo así los poderes  capitalistas al otro lado de las fronteras.

Panitch y Ginden  abogan por la solidaridad de clase del 1 por ciento a medida que describen el  camino que llevó a “un sistema financiero verdaderamente global, basado en la  internacionalización del sistema financiero de EE.UU.”

La desventaja de  esta organización del gran capital apareció en la década de 1990, a medida que  la movilidad del capital global indujo una serie de crisis financiera entre las  naciones de bajo y mediano ingresos.

Sin embargo, los  autores repudian perspectivas apocalípticas de la próxima destrucción del  capitalismo y en su lugar ofrecen sugerencias de cómo “convertir las  instituciones financieras que son el salvavidas del capitalismo global en  propiedad pública”, como un “prerrequisito necesario para la justicia social y  la democracia”.

Este nivel del  discurso no se liga exactamente con los lemas de Ocupar o las exigencias de los  trabajadores griegos y españoles, pero los activistas serios aprenderán: estos  autores enseñan el cómo y el por qué del sistema económico capitalista mundial.-

Fuente: http://progreso-semanal.com/ini/index.php/eeuu/6074-para-comprender-al-capitalismo-global

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13 octobre 2012 6 13 /10 /octobre /2012 13:29
La península de Corea: el futuro de un nexo geopolítico
Immanuel Wallerstein
 
Corea ha retornado al escenario mundial como un crucial nexo geopolítico en la década venidera. Esto afectará de formas importantes el futuro de China, Japón, Estados Unidos y tal vez Rusia. No obstante, lo paradójico es que su futuro depende primordialmente de sí misma.
 

Corea es uno de esos raros especímenes; un país con una muy larga historia como entidad política y cultural, con grados variables de unidad como un solo reino. En los tiempos modernos, fue un Estado independiente hasta que Japón la tornó protectorado en 1905 y luego la anexó en 1910. La derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial terminó su dominación de Corea. En los últimos días de la guerra, las tropas estadunidenses y soviéticas entraron en Corea y se reunieron en el Paralelo 38. Comenzaron a existir dos estados: la República Popular Democrática de Corea (RPDC o Corea del Norte) y la República de Corea (Corea del Sur).

 

En 1950, las dos Coreas se enfrentaron en una guerra. Cómo empezó la guerra sigue siendo hasta hoy motivo de fiera controversia. Estados Unidos, aprovechando la ausencia de la Unión Soviética en el Consejo de Seguridad, pudo movilizar a Naciones Unidas para que ayudara militarmente a Corea del Sur. Llegaron tropas de 16 países cobijados bajo el paraguas de Naciones Unidas, aunque 80 por ciento del total lo constituyeron tropas estadunidenses. Poco después, las tropas chinas entraron en Corea del Norte en respaldo de ésta contra las tropas de Estados Unidos/Naciones Unidas. Así, la Guerra de Corea se convirtió, además, y eso es lo más importante, en una guerra chino-estadunidense.

 

Para 1953, la guerra estaba en un estado de estancamiento y los bandos opuestos firmaron un armisticio en un punto casi igual al Paralelo 38. En resumen, la guerra terminó en empate. Técnicamente, la guerra nunca ha terminado. No hay tratado de paz, pero tampoco hay guerra, aunque se mantiene una gran hostilidad y hay escaramuzas de tiempo en tiempo.

 

En 1957, Estados Unidos renunció a una cláusula del acuerdo de armisticio e introdujo armas nucleares en Corea de Sur, pasando por encima de las protestas de Corea del Norte.

 

En 2003, en la ola del colapso de la Unión Soviética, Corea del Norte se retiró del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares y emprendió pláticas bilaterales con Estados Unidos buscando un tratado de no agresión. Estados Unidos se negó al diálogo bilateral, pero propuso pláticas de seis parte que incluirían a Corea del Sur, Japón, China y Rusia. En 2006, Corea del Norte anunció una prueba nuclear, y en 2009 reportó que había producido un arma nuclear. En los días que corren algunos intelectuales sudcoreanos designan la situación con un término inventado: peacelessness. Dicen que la Península de Corea está en una situación sin-paz.

 

El objetivo estadunidense de lograr que Corea del Norte repudie las armas nucleares no se ha conseguido. Por otra parte, la RPDC ha sufrido por mucho tiempo una aguda escasez de alimentos, que en parte es posible explicar por la insistencia del régimen en darle primacía a sus gastos militares.

 

El nacionalismo coreano es fuerte en extremo, y tanto el Norte como el Sur alegan buscar la reunificación. Pero, ¿en qué términos? El nivel de sospechas mutuas es alto. Y la actitud de Corea del Sur hacia esta perspectiva divide profundamente a los sudcoreanos.

 

En 1961, Park Chung-hee encabezó un golpe de Estado y gobernó como dictador hasta 1979, año en que fue asesinado. Park creía que la reunificación era posible y deseable, sólo si implicaba el derrocamiento del régimen de Corea del Norte. En 1980, los estudiantes encabezaron un levantamiento crítico a Estados Unidos y que llamaba a la democratización del régimen. Fue brutalmente suprimido.

Después, las fuerzas conservadoras dominaron la política sudcoreana hasta que un partido de centro-izquierda, encabezado por el disidente de mucho tiempo Kim Dae-jung, ganó las elecciones en 1997. Inauguró la llamada Sunshine Policy [políticas soleadas]. El nombre se refiere a una fábula de Esopo, que ilustra que es más fácil que alguien se quite el saco si brilla el sol que si el viento sopla. Las políticas se centraban en buscar formas concretas de cooperación con Corea del Norte y repudiar todo intento de absorberla. Ganó el Premio Nobel de la Paz en 2000 por esta política, que fue continuada por su sucesor, Roh Moo-hyun, presidente en el periodo 2003-2008.

 

En 2008, los conservadores ganaron de nuevo la presidencia, en parte debido a que la apertura hacia la RPDC no resultó ser demasiado exitosa y en parte por los escándalos que afectaron al gobierno de Roh. De manera vociferante, el nuevo presidente, Lee Myung-bak, repudió las políticas soleadas y afirmó una política hostil más fuerte que aquella de Estados Unidos.

 

Parece claro que hoy ni China ni Estados Unidos o Japón o aun Rusia favorecen realmente la reunificación coreana. Todos ellos prefieren el status quo. Sin embargo, en este preciso momento, las fuerzas que favorecen la reunificación en la próxima década parecen repentinamente más fuertes.

Hay dos factores en esta nueva situación. Una son las elecciones que se avecinan en Corea del Sur. Los conservadores han puesto al frente a la hija de Park Chung-hee, Park Geun-hye, que insiste en la justificación total del régimen de su padre.

 

En la actualidad, las fuerzas de centro-izquierda están divididas entre dos candidatos. Moon Jae-in es el del partido de centro-izquierda y está en favor de renovar la apertura hacia la RPDC. Hay también un candidato independiente, Ahn Cheol-soo, que se presenta a sí mismo como antipolítico, y apela a quienes están descontentos con ambos partidos. Sin embargo, su programa real es virtualmente idéntico al de Moon Jae-in.

 

Las encuestas muestran que si los dos candidatos de centro-izquierda se mantienen en la carrera, ganará con toda seguridad el aspirante conservador. Las encuestas muestran también que si uno de los dos se retira en favor del otro, probablemente ganarán las fuerzas de centro-izquierda. La probabilidad de que alguno se retire es alta. La cuestión es quién lo hará en favor de quién.

 

Si las fuerzas de centro-izquierda ganan, ¿cuál será la respuesta en Corea del Norte? Nadie lo sabe. Pero todos han notado que los movimientos iniciales del nuevo líder, Kim Jom-un, parecen ser bastante diferentes de la política de su padre, Kim Jong-il. Él parece más preocupado por proporcionar un ingreso más real para el norcoreano ordinario y estar más abierto a los cambios. Podría dar la bienvenida a un poco de sol que proviniera del Sur.

 

Si entonces gana la centro-izquierda en el Sur, y el nuevo líder del Norte está de hecho más abierto a los rayos de sol, el mundo podría ver en la próxima década una suerte de confederación del Norte y el Sur, ignorando los reales temores de China y Estados Unidos.

 

Una Corea reunificada tendrá un impacto importante en la geopolítica del noreste asiático, y de hecho en la geopolítica mundial. Posiblemente mediará entre Japón y China y posibilitará la existencia de una estructura de tres estados. Puede tener por resultado que Corea del Sur, Japón y Taiwán, los tres, se vuelvan potencias nucleares.

 

Más aún, una Corea unificada se vinculará con el reposicionamiento de Egipto y con la posición geopolítica de Brasil –que es más fuerte que nunca– para establecer la redistribución del poder geopolítico a escala mundial. Y déjenme repetirlo, esto yace en manos de los coreanos mismos.-

 

Traducción: Ramón Vera Herrera

© Immanuel Wallerstein

immanuel wallerstein 2012

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13 octobre 2012 6 13 /10 /octobre /2012 12:25

Sábado, 13 de octubre de 2012

Tarda, pero se logra
Por Osvaldo Bayer
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Una semana de optimismos y mucha alegría interior. Primero, cuando el tandilense Miguel Angel Gigena me trae la noticia de que una avenida de Tandil se llamará nada menos que Osvaldo Soriano, por resolución unánime del Concejo Deliberante de esa ciudad. El proyecto había sido presentado por la peña El Nuevo Gasómetro, integrada por los hinchas de San Lorenzo de Almagro. Nada más justo. Tandil, la ciudad en la cual el “Gordo” Soriano comenzó con el periodismo –su gran pasión– y se inició como escritor. ¡Si habremos conversado sobre sus experiencias tandilenses cuando me visitaba en Berlín, durante los largos años del exilio! Sí, Tandil fue el horno donde empezaron a surgir sus deseos de escribir y realizar nada más que eso, retratar lo que veía, lo que se imaginaba, lo que había soñado primero en Mar del Plata, su ciudad natal, luego en Neuquén, durante su infancia, y después ya en la redacción de un diario. Sí, el periodismo, de donde surgieron plumas como las de Roberto Arlt y el inolvidable González Tuñón. Para nombrar sólo a dos, porque se nos llenaría de nombres la contratapa. Muy justo, una avenida tandilense donde el Gordo se pondría a comer tajaditas de salame tandilero. Bien, Gordo, llegaste a la voz del pueblo al cual siempre perteneciste. Por eso quisieron negarte los academicistas, esos que nunca tendrán ni una cortada en su barrio que los recuerde. Una avenida en una de sus ciudades. Ya, en 2008, en Tandil, se había inaugurado un mural en recuerdo del Gordo Soriano, en ocasión del centenario de la fundación de su equipo preferido, San Lorenzo de Almagro. En ese mural se lo ve al Gordo con la camiseta de ese club y pisando una pelota número cinco ¡de la cual habrá escrito tantos relatos! Y el mural tiene esta frase sorianesca, mezcla de filosofía barrial y conciencia argentina: “Ser de San Lorenzo es un interminable sobresalto; una carga que se arrastra toda la vida de tanto desconcierto y orgullo como la de ser argentino”. Un gol de off-side de los que acostumbraba a meter el Gordo y siempre se lo daban por válido.

 

Pero de los recuerdos tiernos y nostálgicos que depara la amistad vayamos a otros triunfos de los últimos días, ya entrando en el panorama trágico de la vida argentina: esta semana recibí desde Calafate la noticia de luchadores por la verdad histórica que el administrador de la estancia La Anita, donde tuvieron lugar la mayor parte de los fusilamientos por el Ejército argentino de peones rurales huelguistas en 1921-22, permitirá a antropólogos el estudio de las tumbas masivas de esos trabajadores asesinados oficialmente. Recuerdo aquellos fines de la década del sesenta cuando realicé viajes interminables por toda Santa Cruz y llegué a situar todas las tumbas de los fusilados. El accionar del 10 de Caballería en esa estancia lo describo en el segundo tomo de La Patagonia Rebelde, en el capítulo titulado “Muerte en el Paraíso”. Cuando llevé a cabo la investigación encontré todavía con vida a la mayoría de los protagonistas de los sucesos: los oficiales de ese regimiento, los estancieros miembros de la Sociedad Rural, los peones que habían logrado salvar sus vidas huyendo antes de los fusilamientos, los políticos radicales responsables de haber ratificado la represión y los habitantes de las cercanías. Más los documentos oficiales y de las organizaciones obreras de la época. Y justo cuando había organizado la excavación de las tumbas masivas de La Anita con antropólogos de la Universidad de Buenos Aires, el administrador de esa estancia me negó el permiso para entrar al establecimiento. Cuando regresé del largo exilio continué mi lucha para lograr ese objetivo, siempre en vano. Y ahora acabo de recibir la noticia que me dan jóvenes estudiosos y miembros de organizaciones de derechos humanos del sur santacruceño, que sí, se podrá realizar la investigación ya que los responsables de la mencionada estancia no sólo donarán a la provincia o a la Nación la fracción de terreno donde están las tumbas, sino que también permitirán la investigación científica del lugar donde yacen los peones fusilados por los militares argentinos ante la orden del presidente Yrigoyen.

 

Valió la pena vivir, me dije cuando me llamaron de Santa Cruz para darme la noticia. Sí, a veces tarda mucho tiempo pero siempre, siempre, termina por vencer la ética. Los crímenes no se pueden encubrir para siempre. Alguna vez en el tiempo surgen siempre las pruebas condenatorias. Por eso, es hora ya de que el radicalismo haga una autocrítica acerca de esa tragedia argentina ocurrida por obra y gracia del gobierno de Yrigoyen. Piensen, señores radicales, que la autocrítica es un paso adelante en el concepto democrático y ayuda a no repetir errores.

 

Y otra noticia más que me llegó esta semana y que me llenó de una alegría juvenil. Sí, sentí de pronto que volvía a ser el joven periodista que llegó a Esquel en 1958 a dirigir el diario Esquel, con tantas ilusiones y proyectos y terminó expulsado por la Gendarmería Nacional. Es que cuando el propietario del diario Esquel me dejó cesante por defender los derechos de los pueblos originarios de esa zona patagónica y por descubrir un infame procedimiento policial contra un joven plantador de nogales plenos de ideales en defensa de la naturaleza, resolví editar un semanario al cual llamé La Chispa, al cual le puse como lema: “Primer periódico independiente de la Patagonia”. Fue un espejo de las injusticias que dominaban esa zona en aquel tiempo. Pero me fue muy mal, me detuvieron, estuve preso en un calabozo de la policía local y luego fui expulsado de Esquel por la Gendarmería. Una experiencia en la propia piel de lo que era entonces el dominio de los poderosos de la tierra. Pero esta semana una agrupación juvenil de Esquel me llamó por teléfono para decirme que van a volver a publicar todos aquellos números de La Chispa como homenaje a la lucha por la verdad a través del periodismo. Sólo les respondí con un emocionado: “Gracias... valió la pena”. A ellos pondré a disposición los números de La Chispa que logré salvar en aquel verano de 1959. Es historia auténticamente patagónica. Sí, en el paraíso hubo infiernos en muchas épocas. Pero ojalá sus lagos reflejen cada vez más cielos profundamente azules con nubes pasajeras tan curiosas.

 

Para terminar, otro paso positivo en nuestro andar argentino. La capital de La Pampa, Santa Rosa, ha resuelto cambiar el nombre de su calle principal. En vez del genocida Julio Argentino Roca pasará a llamarse José de San Martín. Que es como cambiar el nombre La Muerte por el de La Libertad. Paso a paso vamos limpiando los cristales de una historia plena de heroísmos y de bajezas basadas en el racismo y en la codicia de los dueños de la tierra.

La vida, mi país, pero nuestra gente, ésa de los ideales, que también se hacen presentes.-

 

 

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Bayer

 

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12 octobre 2012 5 12 /10 /octobre /2012 16:52
  12-10-2012

 

La degeneración moral de EE.UU.

      Paul Craig Roberts     
Information Clearing House

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

El 31 de mayo de 2010, el gobierno derechista de Israel envió fuerzas militares para abordar en aguas internacionales los barcos de ayuda a Gaza de la Flotilla Libertad organizada por el Movimiento Libre Gaza y la Fundación Turca por los Derechos y Libertades Humanas y Ayuda Humanitaria. Los israelíes asesinaron a sangre fría a 8 ciudadanos turcos y a un ciudadano estadounidense. Muchos más fueron heridos por las fuerzas de “la única democracia de Medio Oriente”.

 

A pesar del asesinato de su ciudadano, Washington se puso inmediatamente de parte del demencial gobierno israelí. Los turcos reaccionaron de otra manera. El primer ministro de Turquía, Erdogan, dijo que los siguientes barcos de ayuda serían protegidos por la marina turca. Pero Washington retuvo a su títere y le pagó para que se callara. En otros tiempos, los turcos eran un pueblo bravío. Hoy son marionetas de Washington.

 

Lo presenciamos durante la semana pasada. El gobierno turco permite que unos islamistas de fuera de Siria, organizados por la CIA e Israel, ataquen ese país desde territorio turco. En varias ocasiones un proyectil de mortero ha caído, según informes noticiosos, si los creéis, justo dentro de la frontera de Turquía. Los militares turcos han utilizado la excusa para lanzar descargas de artillería hacia Siria.

 

Los que con buen motivo ya no creen a los medios estadounidenses y occidentales o a los gobiernos de EE.UU. y Occidente, piensan que los obuses de mortero fueron disparados por agentes estadounidenses o israelíes, o por los “rebeldes” que apoyan, a fin de proporcionar a Turquía la excusa para comenzar una guerra de la OTAN contra Siria. Una invasión o ataques aéreos de la OTAN aprobados por la ONU, como en Libia, han sido bloqueados por rusos y chinos. Pero si Siria y Turquía van a la guerra, la OTAN debe ayudar a su miembro, Turquía.

 

Una vez más vemos que los países occidentales dominan y masacran facilmente a los países musulmanes porque éstos no se apoyan entre ellos. En lugar de apoyarse mutuamente, los gobiernos musulmanes aceptan sobornos para que apoyen a las fuerzas cristianas/sionistas del bloque occidental.

 

Washington lo sabe, por lo cual Washington inició la reivindicación de su hegemonía mundial en Medio Oriente musulmán.

 

En Occidente, el ministerio de Propaganda sigue hablando de la “revuelta siria”. No hay revuelta alguna. Lo que ha pasado es que EE.UU. e Israel han equipado con armas y han enviado a Siria a islamistas que quieren derrocar el gobierno secular sirio.

 

Washington sabe que si consigue destruir al gobierno sirio el país se disolverá en facciones en conflicto como Irak y Libia.

 

Los Estados títeres de Europa y el de Japón forman, por supuesto, parte de la operación de Washington. No habrá quejas por su parte. ¿Pero por qué el resto del mundo acepta que Washington interfiera en los asuntos soberanos de otras naciones hasta el punto de invadirlas, enviar drones y equipos de asesinato y de masacrar a vastas cantidades de ciudadanos en siete países?

 

¿Significa esta aquiescencia que el mundo ha aceptado la afirmación de Washington de que es el país indispensable con derecho a gobernar el mundo?

 

¿Por qué, por ejemplo, permiten Rusia y Venezuela que el gobierno de EE.UU. financie su oposición política?

 

El Estado monopartidista estadounidense no tiene oposición política. Pero imaginad que la tuviera. ¿Toleraría Washington el financiamiento de su oposición por Rusia o Venezuela? Obviamente no. Los que se oponen a EE.UU. con dinero extranjero serían arrestados y encarcelados, pero no en Venezuela o Rusia, países donde, al parecer, la traición es legal.

 

El 8 de septiembre, Hugo Chávez derrotó a su oponente financiado por EE.UU., Henrique Capriles, por 54% contra 44%.

 

Sería un margen de victoria sorprendente en una elección presidencial en EE.UU. Sin embargo, en su reelección anterior, Chávez ganó por un 63%. Obviamente, el dinero de Washington y las actividades de propaganda de las Organizaciones No Gubernamentales financiadas por EE.UU. lograron influenciar a los venezolanos y reducir el margen de victoria de Chávez en un 9%. La interferencia de Washington es una barrera masiva para la dirigencia de otros países. Un 44% del pueblo venezolano sufrió un lavado de cerebro o fue demasiado estúpido para votar por el candidato de su propio país y votó por el candidato de Washington.

 

Es extraordinario que un 44% de los votantes venezolanos haya votado por convertirse en un Estado títere de EE.UU., como Turquía, Inglaterra, Francia, Alemania, Italia, España, Irlanda, Portugal, Eslovaquia, la República Checa, Polonia, los países bálticos, Escandinavia, Canadá, Japón, Corea del Sur, Australia, México, Bélgica, Taiwán, Colombia, Pakistán, Yemen. Probablemente he olvidado unos pocos.

 

Como me dijo una vez un alto funcionario del gobierno: “El Imperio nos cuesta mucho dinero”. Washington tiene que pagar a sus títeres para que representen a Washington en lugar de sus propios pueblos.

 

Washington, en su arrogancia extrema, olvida que su control es comprado, no querido. Los títeres de Washington han vendido su integridad y la de sus países por un lucro asqueroso. Cuando se acabe el dinero, se acabará el imperio.

 

Para entonces el pueblo estadounidense estará tan corrompido como los “dirigentes” extranjeros. En su reseña de The United States And Torture, editado por Marjorie Cohn (New York University Press, 2011) en Independent Review de otoño de 2012, Anthony Gregory escribe:

“En el EE.UU. de Reagan, un tema común en la retórica de la Guerra Fría era que los soviéticos torturaban a la gente y la detenía sin causa, obtenía confesiones falsas mediante una violencia cruel, y hacía lo indecible a detenidos que eran impotentes contra todo el peso despiadado del Estado comunista. Como en el caso de cualquier otro mal, la tortura diferenciaba a los malos, los rojos, de los buenos, el pueblo estadounidense y su gobierno. Sin embargo, por imperfecto que sea el sistema de EE.UU., tenía estándares civilizados que el enemigo rechazaba”.

 

En 2005, un año después que se filtraran las fotos de las torturas de Abu Ghraib, sondeos estadounidenses mostraron que un 38% había sucumbido ante la propaganda de que la tortura se justificaba en algunos casos. Después de cuatro años más de propugnación neoconservadora de la tortura, un sondeo de Associated Press, informó en 2009 de que un 52% de los estadounidenses apoyaba la tortura.

 

Al parecer la tortura fue un instrumento de la política de guerra fría de EE.UU. En la Escuela de las Américas, que operó en Panamá y después en Fort Benning, Georgia, entrenaron en la tortura a mlos ilitares latinoamericanos. Sin embargo, fue una operación clandestina. Hubo que esperar hasta el régimen neoconservador Bush para que algunos abogados del Departamento de Justicia (sic) de EE.UU., graduados de las mejores escuelas de derecho, escribieran memorandos legales justificando la tortura a pesar de leyes estatutarias de EE.UU. e internacionales que prohíben la tortura, y para que el presidente y el vicepresidente de EE.UU. reconocieran abiertamente y justificaran la tortura. Algunos de los criminales que escribieron esos memorandos enseñan ahora en prestigiosas escuelas de derecho. Uno fue nombrado al aparato judicial federal y ahora es un juez que sentencia a otros por sus ofensas.

 

Podemos concluir con Anthony Gregory que no solo los regímenes políticos extranjeros son corrompidos por el mal de Washington, sino también los propios estadounidenses. “Nada demuestra mejor la degeneración moral de la cultura política estadounidense que el asunto de la tortura de EE.UU.”

 

Washington todavía se disfraza y se pone el sombrero blanco de la ética y la mayor parte del resto del mundo cobra por participar en la mascarada.-

 

 

Paul Craig Roberts fue editor de The Wall Street Journal y secretario asistente del Secretario del Tesoro estadounidense. Es autor de HOW THE ECONOMY WAS LOST , publicado por CounterPunch/AK Press. Su último libro publicado es Economies in Collapse: The Failure of Globalism, publicado en Europa en junio de 2012.

 

Fuente: http://www.informationclearinghouse.info/article32711.htm

 

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12 octobre 2012 5 12 /10 /octobre /2012 16:48
Vicky Peláez
12/10/2012
Columna semanal por Vicky Peláez

Hacer algo bien vale más que decirlo bien (Benjamín Franklin, 1706-1790)

 

Ya transcurrieron 52 años desde el primer debate televisado en la historia de los Estados Unidos cuando el 26 de setiembre de 1960 dos jóvenes y carismáticos candidatos: John Fitzgerald Kennedy por los demócratas y Richard Nixon por el Partido Republicano se enfrentaron entre sí frente a millones de televidentes.

Ambos acordaron realizar tres debates. Aquel primer encuentro atrajo una audiencia sin precedentes de unos 77 millones de norteamericanos, es decir un 60 por ciento de la población adulta.

Lo curioso fue que los televidentes dieron a Kennedy como ganador y los radio oyentes optaron por Nixon. En las elecciones el demócrata Kennedy ganó y desde allí se estableció como casi una regla implícita que se haya adjudicado a la televisión un papel determinante en la contienda presidencial.

 

En este medio siglo, el debate televisado de los candidatos se convirtió en una rutina que ya no llama tanto la atención del pueblo como lo demostró el reciente primer debate entre el presidente Barack Obama y su oponente republicano Mitt Romney. Solamente unos 58 millones de personas estuvieron pendientes del encuentro. Si tomamos en cuenta que la población total de los Estados Unidos es de 312 millones de habitantes y de ellos 219 millones son adultos, llegaremos a la conclusión que solamente 18 por ciento de los adultos estaban atentos al debate.

Esta indiferencia explica la desilusión del pueblo con los políticos y sus programas. Saben perfectamente que después de las elecciones lo prometido es olvidado y así lo han demostrado prácticamente todos los presidentes. Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama ofrecieron durante sus campañas electorales solucionar el problema de los inmigrantes hispanos indocumentados, cuyo número es superior al 12 millones de personas.

Han pasado 22 años y las promesas ya se han envejecido sin que ningún líder se haya atrevido a resolver este problema que está afectando prácticamente a todas las familias de inmigrantes establecidos legalmente en el país pues en cada familia hay alguien que tiene dificultades con los documentos.

 

La misma indolencia han mostrado los líderes del país con la clase media norteamericana y en especial, con la generación de Babyboomers, los que nacieron después de la Segunda Guerra Mundial y que han comenzado a pasar al retiro en el 2010, justamente en el apogeo de la crisis económica que afectó drásticamente sus ahorros y sus planes de un descanso merecido.

 

Una peor perspectiva se divisa y ya se palpa para la Generación del Milenio, llamada por la revista Newsweek “Generación Frustrada” (“Screwed Generation”), representada por los jóvenes entre 18 y 29 años de edad, cuyo índice de desempleo es mayor de un 20 por ciento. Y ni que decir de los jóvenes afroamericanos que tienen inclusive mayor dificultad de encontrar trabajo.

Lo trágico de toda esta situación que ninguno de los candidatos tiene un sólido programa para salir de la crisis. Mitt Romney durante varios meses estaba abogando por el recorte general de impuestos en 20 por ciento lo que ocasionaría en 10 años un déficit de ingresos en cinco millones de millones de dólares. También prometió aumentar los gastos militares a dos millones de millones de dólares frente a los actuales directos e indirectos que son superiores a un millón de millones de dólares anuales. Pero parece que durante el último debate se olvidó de este plan diciendo que no tenía ningún proyecto de recortar los impuestos.

Es decir, miente abiertamente como si el pueblo norteamericano fuera ignorante. Tampoco se acordó de su desprecio hacia el 47 por ciento de los norteamericanos que no paga impuestos. Lo extraño es que a pesar de todos sus incoherencias y mentiras los medios de comunicación le adjudicaron una victoria en el debate con Barack Obama aparentemente debido a su tono más seguro y agresivo durante aquel encuentro.

 

Barack Obama tampoco ha mostrado durante su campaña electoral una coherencia y claridad respecto a las medidas que planifica tomar para sacar a Norteamérica de la severa crisis económica. Lo único que ha hecho hasta ahora es aumentar la velocidad de la impresora de dólares y de aplicar tres programas de Flexibilización Cuantitativa (Quantitative Easing: QE1, QE2 y QE3) facilitando en total una aportación de más tres millones de millones de dólares a los bancos con un cero por ciento de interés para que los últimos hagan reactivar la economía.

Por supuesto que los bancos se aprovecharon para hacer “trabajar” estos aportes de dinero en la bolsa de valores aumentando aún más su capital. A la vez las corporaciones, las que todavía existen en los Estados Unidos, no han utilizado los créditos nuevos para aumentar puestos de trabajo sino para robotizar más el proceso productivo.

Todo este proceso está creando una disparidad más alarmante cada año en el ingreso y la distribución de la riqueza en el país. Durante los últimos 20 años no hubo ningún mejoramiento económico para una típica familia norteamericana, registrándose desde el 2007 un visible empeoramiento. En 2011 seis herederos de la cadena de tiendas Wal-Mart poseían unos 70 mil millones de dólares equivalentes a la riqueza total de 63millones de norteamericanos ubicados en la parte baja de la pirámide social.

Actualmente el destino de los jóvenes en Norteamérica depende cada vez más del ingreso de sus padres, lo que ha producido, de acuerdo al Premio Nobel en la Economía Joseph Stiglitz, la “muerte del mito norteamericano”.

Lo trágico que este sistema de desigualdad en la distribución de la riqueza se está reproduciendo cada vez con mayor fuerza por la elite del país debido a la manipulación económica originada por su sector financiero cuyas sólidas contribuciones a los políticos le permite definir las normas de las leyes para acomodar sus intereses.

En el libro “Imperio Privado” de Steeve Call, el presidente de ExxonMobil entre 1995 y 2003, Lee Raymond declaró que “los lobistas de Exxon moderaron a su favor a la política exterior estadounidense, así como modificaron las regulaciones sobre la economía, el medio ambiente o la industria química”.

 

A cambio de permitir a la elite comprar las leyes, los políticos están recompensados por unas generosas donaciones de las corporaciones. Esto se ve a través del incremento de costo electoral. En 1960 se gastó durante la campaña electoral presidencial entre 10 a 15 millones de dólares para ambos candidatos mientras que el costo de la actual contienda está superando 2,5 mil millones de dólares, es decir más de mil millones para cada candidato.

Si no se recolecta esta cantidad no habría la posibilidad no solamente no ganar sino simplemente participar en la campaña electoral. Así se reproduce este círculo vicioso donde el poder político está subordinado a los intereses de la elite y el pueblo se queda marginado y olvidado.

El economista George Stiglitz dio un ejemplo de cómo funciona este sistema del embudo pues durante una reciente entrevista publicada por la revista alemana Der Spiegel. Contó que “en 2008, el presidente George W. Bush explicó que el gobierno no tenía suficiente dinero para dar un seguro médico a los niños norteamericanos pobres, es decir unos cuantos mil millones de dólares al año, sin embargo cuando una de las aseguradoras norteamericanas más grandes en el mundo American International Group (AIG) entró en la crisis, inmediatamente transfirió 150 mil millones de dólares para evitar su quiebra. Esto significa que algo está errado en el sistema político que está funcionando a base de “un dólar - un voto” en vez de “una persona - un voto”.

Parece que tanto Barack Obama como Mitt Romney “no se han dado cuenta de esta realidad” y aparentemente “no saben” cómo sacar el país de la crisis. Para Stiglitz, Estados Unidos tiene todas las facilidades para prestarse el dinero con un cero de interés e invertirlo en la creación de puestos de trabajo.

Numerosos otros profesionales como por ejemplo, Karen Dolan sugiere que se puede obtener 325 mil millones de dólares al año poniendo un pequeño impuesto en derivativos, otros tantos en incrementando el impuesto que pagan los ejecutivos a nivel de sus secretarias. El recorte definitivo de las bases militares en Irak y el cierre de la tercera parte de las bases militares norteamericanas en el mundo traerán unos 130 mil millones de dólares adicionales y así sucesivamente. Todo depende de la voluntad de los gobernantes de hacerlo.

Faltando dos día para el segundo debate entre Barack Obama y Mitt Romney dedicado a la política exterior, valdría la pena hacerles recordar a los dos candidatos que la economía norteamericana está seriamente debilitada y ya es hora de dedicarse a solucionar los problemas internos en vez de seguir lanzándose a las aventuras en el exterior haciendo guerras e instalando gobiernos satélites. Llegará el momento cuando el electorado cansado de buscar cómo sobrevivir en la crisis, se lanzará a la calle como lo está haciendo en Europa.

La globalización ya ha superado el período unipolar abriéndose el mundo cada vez al sistema multipolar basado en la interdependencia, tecnología y política que son incompatibles con la hegemonía de un país. El mundo ya está listo para una real “peresagrusca” ( término ruso respecto a la política de acercamiento entre los pueblos), solamente faltan líderes que no tengan miedo para ponerla en marcha. Recién entonces nuestro sufrido planeta podrá dar un respiro de paz dejando atrás las paranoias de ahora.-

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12 octobre 2012 5 12 /10 /octobre /2012 16:17
12 oct 2012
Luis Matías López

Periodista en activo durante más de 40 años, exredactor jefe de Internacional de EL PAIS y excorresponsal en los países de la antigua Unión Soviética, miembro del Consejo Editorial de PUBLICO hasta la desaparición de su edición en papel, Luis Matías López pretende con esta columna analizar con objetividad y sin sectarismos las noticias y tendencias más significativas de este mundo en permanente ebullición.-

 

Mario Vargas Llosa, un buen escritor galardonado con el premio Nobel, ha obtenido con sus novelas el reconocimiento general. Cosa muy distinta, sin embargo, es que merezca un crédito similar como analista político. En este otro papel ya no resulta ni brillante ni equilibrado ni objetivo. Antes al contrario, hace gala de un sectarismo incompatible con la finura en la descripción de personajes y situaciones, o con la sobresaliente capacidad para escarbar en lo más profundo de la naturaleza humana que le permitieron firmar obras esenciales del ‘boom’ de la literatura latinoamericana. El último ejemplo es su postura ante las elecciones en Venezuela. Podría haberse limitado ser un patriarca de las letras, respetado por todos, pero ya sea por mesianismo, convicción radical o porque se ha embutido unas orejeras que solo le permiten mirar en una dirección, se ha convertido en un patético paladín de lo que él llama liberalismo, pero que recuerda a la derecha de toda la vida.
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En este su segundo y hoy más activo papel cae a veces en la incongruencia. Un caso notable es el de la inquina hacia el fundador de Wikileaks, Julian Assange, tal vez porque buscó la protección de una de sus ‘bestias negras’, el presidente ecuatoriano Rafael Correa. El escritor acusa al ‘hacker’ australiano que hizo públicos centenares de miles de documentos confidenciales del Gobierno norteamericano de dinamitar la legalidad y degradar y desnaturalizar la libertad. Se nota que no ha caído en la cuenta de que la idea de que “no hay que confundir la libertad con el libertinaje” tiene en España una connotación que retrotrae a los tiempos del franquismo.

 

Para ser un liberal confeso, resulta sorprendente que ponga tanto el énfasis en el peligro que han podido correr algunas fuentes de información de las embajadas cuando se han hecho públicos sus nombres, o que defienda con fervor el derecho de los gobiernos al secreto de sus comunicaciones, sin ni siquiera recordar que algunos de estos secretos son inconfesables y que hacerlos públicos podría considerarse también un servicio público. No menos pasmoso es que, salvando las distancias (que son enormes), no aprecie ninguna similitud entre la situación de Assange y la peripecia vital de Roger Casement, protagonista de su obra ‘El sueño del celta’. Éste denunció las atrocidades genocidas cometidas en Perú y el Congo, cuando gran parte del país africano era propiedad personal del rey de los belgas Leopoldo. Por hacerlo fue perseguido y difamado, se revelaron sus vicios ocultos y, finalmente, terminó en el patíbulo como reo de alta traición por su apoyo al nacionalismo irlandés.

 

En sus amores y sus odios, Vargas Llosa es visceral. No busca ni el equilibrio ni la objetividad, lo que a la postre quita eficacia a su mensaje, incapaz de convencer a nadie que no esté convencido de antemano. Así, ha rozado el ridículo con el panegírico dedicado a Esperanza Aguirre cuando ésta anunció su retirada de la política: Juana de Arco del liberalismo; una pena que no llegase a presidenta porque, con ella en La Moncloa, España jamás se habría visto sumida en esta crisis; una dirigente con un enorme respeto por el trabajo creativo. Ahí queda eso, para escándalo o regocijo sarcástico del reguero de víctimas que la ‘lideresa’ ha ido dejando por el camino, como muestra de su ‘tolerancia’ con los discrepantes y su ‘aprecio’ por libertad de expresión.

 

Y es que Aguirre tiene otra gran ‘virtud’, que abomina del régimen cubano, como otro de los ídolos de Vargas, Rosa Díez, la líder de UPyD, a la que pido desde ya disculpas por situarla, aunque sin pretender compararlas, en la misma frase que a la ex presidenta de la Comunidad de Madrid. El escritor hispano-peruano aprecia que ninguna de ellas caiga en la “aberración ideológica” que supone que el régimen castrista conserve aún cierta legitimidad moral entre algunos sectores de la izquierda.

 

Pero si hay un caso en el que la fobia y el rechazo visceral del autor de la extraordinaria ‘Conversación en la catedral’ se muestran de forma más brutal y descarnada es en el de Venezuela, de cuyo régimen -y sobre todo de su presidente- abomina, y no sólo porque sea el principal apoyo político y económico de Cuba. El artículo (difundido entre otros medios por EL PAÍS) en el que mostraba su respaldo a Henrique Capriles, algo a lo que por otra parte tenía perfecto derecho, era una colección de disparates que le han dejado en evidencia. Daba por cierto que el candidato opositor triunfaría por un amplio margen y se mostraba convencido de que, si la ventaja no era demasiado clara, Chávez manipularía los resultados para seguir en el poder de forma fraudulenta. Según él, los pistoleros afines al régimen se preparaban para violentar con las armas la voluntad democrática del pueblo venezolano.

 

Los más de nueve puntos de ventaja con los que el presidente ha sido reelegido, y el reconocimiento de su derrota por el mismo Capriles, que no ha cuestionado la legitimidad del proceso, dejan en ridículo y sin argumentos a Vargas Llosa. El socialismo bolivariano de Chávez, deslavazado con frecuencia en su expresión pero coherente en su ejecución, disgusta a muchos Gobiernos, empezando por el de EE UU,  y a buena parte de sus compatriotas (el 44% que ha votado a Capriles).

 

Dentro de un marco de libre debate, se le pueden discutir sus logros y magnificar sus fracasos. Sin embargo, tachar a este inclasificable populista de constituir “la mayor amenaza” a la democratización y la modernización en América Latina, o acusarle de haber destruido la libertad y la convivencia pacífica de los venezolanos, pese a que es presidente por la fuerza de los votos, es ir demasiado lejos, incluso para un ‘apóstol del liberalismo’. Ignorar, como hace el escritor, los resultados espectaculares de la gestión de Chávez en empleo, educación, sanidad, aumento de la renta por habitante o reducción de la pobreza resulta cuando menos tan absurdo como no reconocer su fracaso en la lucha contra la extendida corrupción y la aterradora y creciente inseguridad ciudadana. La falta de equilibrio, de sopesar pros y contras es lo que descalifica a Vargas Llosa.

 

El escritor desliga a Capriles de cualquier parentesco con la vieja clase política que llevó a la ruina y al caos a Perú, Colombia o la propia Venezuela, donde Chávez la enterró, pero sus argumentos parecen un intento de resucitarla. En un acto de fe, que no de análisis objetivo, da por seguro que, más pronto que tarde, el candidato opositor sucederá al presidente. Una de dos: porque le gane en las urnas la próxima vez, o porque el cáncer que padece le mate o le obligue a renunciar al cargo, algo que considera muy probable. “¿Alguien puede dudar”, se pregunta, “de que si ese fuere el caso [y ante la ausencia de un heredero claro], Capriles se impondría con un porcentaje todavía mucho mayor que en éstas?”.

 

Remachaba así que, antes de los comicios, no albergaba dudas ni de la derrota de Chávez, ni de que en cualquier caso se aferraría al poder. Como profeta no tiene precio. Los hechos le han quitado la razón de forma brutal. Es el riesgo de escribir con las tripas, de dejarse llevar por lo que, si no es fanatismo, se le parece mucho. Algo que no se podría disculpar pero sí entender en un mal político, pero nunca en un intelectual que se precie, o en un gran escritor. Zapatero a tus zapatos.-

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11 octobre 2012 4 11 /10 /octobre /2012 14:54

Jueves, 11 de octubre de 2012

La amenaza haitiana
Por Eduardo Galeano
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Este artículo está dedicado a Jorge Marchini

Como de costumbre, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas repite que mantendrá la ocupación militar de Haití porque debe actuar “en caso de amenazas a la paz, quebrantamientos de la paz o actos de agresión”.

¿A quién amenaza Haití? ¿A quién agrede?

¿Por qué Haití sigue siendo un país ocupado? ¿Un país condenado a vigilancia perpetua? ¿Obligado a seguir expiando el pecado de su libertad, que humilló a Napoleón Bonaparte y ofendió a toda Europa?

¿Será por aquello que los esclavistas brasileños llamaban “haitianismo” en el siglo XIX? ¿El peligroso contagio de sus costumbres de dignidad y su vocación de libertad? ¿El primer país que se liberó de la esclavitud en el mundo, el primer país libre, de veras libre, en las Américas, sigue siendo una amenaza?

¿O será porque ésa es la normalidad impuesta por un mundo devoto de la religión de las armas, que destina la mitad de sus recursos al exterminio del prójimo, llamando gastos militares a los gastos criminales?

Las Naciones Unidas gastan 676 millones de dólares en la ocupación militar de Haití. Una millonada para sostener a diez mil soldados, que no tienen más mérito que haber infectado al país con el cólera que mató a miles de haitianos y seguir practicando impunemente violaciones y maltratos a mujeres y niños.

¿No sería mejor destinar ese dineral a la educación? Más de la mitad de los niños haitianos no va a la escuela. ¿Por qué? Porque no pueden pagarla. Casi toda la educación primaria es privada y el Banco Mundial veta los subsidios a la educación pública y gratuita.

¿O no se podría destinar esa fortuna a casas habitables para las más de trescientas mil víctimas del terremoto, que siguen viviendo en carpas provisorias? ¿Provisorias por siempre jamás?

¿O consagrar esos fondos multinacionales a mejorar la salud pública, que todavía depende de la milagrosa solidaridad entre los vecinos de cada barrio y cada pueblo? Afortunadamente, esas tradiciones comunitarias de ayuda mutua siguen generando la misma energía creadora que ilumina las prodigiosas esculturas y pinturas de los artistas haitianos, capaces de convertir la basura en hermosura, pero mucho podrían mejorar si se destinaran a fines civiles los derroches militares.-

 

 

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Miguel Bakunin

 

 

Carl Sagan

Así, a medida que la ciencia avanza, Dios parece tener cada vez menos que hacer. Es un gran universo, desde luego, por lo que Él, Ella o Ello, podría estar ocupado provechosamente en muchos sitios. Pero lo que evidentemente ha ocurrido es que ante nuestros propios ojos ha ido apareciendo un Dios de los vacíos; es decir, lo que no somos capaces de explicar, se lo atribuimos a Dios. Después, pasado un tiempo, lo explicamos, y entonces deja de pertenecer al reino de Dios. Los teólogos lo dejan de lado y pasa a la lista de competencias de la ciencia.

 

Carl Sagan: “La diversidad de la ciencia” [2007]



 

Stepehen Hawking

"La estirpe humana no es más que un sustrato químico en un planeta pequeño, orbitando alrededor de una estrella mediana, en los suburbios de una galaxia del centenar de miles de millones que existen"

 

Carlos Marx

“Durante el curso de su desarrollo, las fuerzas productivas de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o, lo cual no es más que su expresión jurídica, con las relaciones de propiedad en cuyo interior se habían movido hasta entonces. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas que eran, estas relaciones se convierten en trabas de esas fuerzas. Entonces se abre una era de revolución social” (1859)

 

 

Albert Einstein

Si una idea no parece absurda

de entrada,

pocas esperanzas

hay para ella.-

 

Groucho Marx

"El secreto de

la vida es

la honestidad y

el juego

limpio, si puedes

simular eso,

lo has conseguido."  

  

MARX, Groucho (1890-1977) 
Actor estadounidense