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13 décembre 2013 5 13 /12 /décembre /2013 14:44
Un México sin ley
La destrucción de la Constitución de 1917
Adolfo Gilly
 
México ingresa en un cambio geopolítico histórico. La Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, sancionada en Querétaro en 1917, ha sido desmantelada por el Congreso de la Unión. Estamos ante una concesión de hecho del subsuelo territorial de la nación a la potencia mundial vecina, Estados Unidos.
 

Es un proceso destructivo del régimen constitucional que comenzó en noviembre de 1991, cuando se reformó el artículo 27 para abrir la puerta al despojo y la privatización de las tierras ejidales, y culmina en diciembre de 2013, cuando una contrarreforma aún más radical acaba de destruir ese artículo pilar de la Constitución, como ya han sido desmantelados en los hechos los originarios artículos 3º, relativo a la educación, y artículo 123, sobre los derechos y garantías de los trabajadores. Este proceso, por otra parte, ya había comenzado antes en las políticas del PRI: charrismo en el sindicato, despilfarro y corrupción en la administración de Pemex.

 

La Constitución de 1917 ha sido destruida en sus esencias. Tenemos en México muchas leyes. Pero hoy México es un país sin ley, que ha desprotegido a los trabajadores del campo y de la ciudad, así como a sus grandes riquezas naturales, frente a la voracidad del capital trasnacional y las ambiciones de dominación del vecino del norte y sus socios locales.

 

El desmantelamiento de los artículos 27 y 28 Constitucionales sólo puede compararse en la historia nacional con el fracasado proyecto del Tratado McLane-Ocampo, sin que ninguna situación extrema como fue la intervención francesa le conceda siquiera una sombra de justificación. Esta es la dimensión de lo resuelto por el Congreso de la Unión en este diciembre de 2013.

 

No se trata ahora de detenerse a imprecar o denostar a quienes así lo decidieron. Se trata de organizar con empeño, tenacidad y paciencia las fuerzas materiales, humanas y territoriales para restablecer en este país la ley de la nación, eso que en Estados Unidos llaman the law of the land y consideran supremo valor a respetar en su territorio y a violar en naciones ajenas: Puerto Rico, Honduras, Venezuela, Panamá, Colombia. Incluida la ocupación de Guantánamo, este listado no tiene fin.

* * *

Destruidos en su esencia los pilares de la Constitución de 1917 –el artículo 27 y su corolario, el artículo 28; el artículo 3º y el artículo 123– se abren las compuertas para que México se vea atraído como país satélite de Estados Unidos.

 

No exagero: no abren así su territorio y sus leyes Francia ante Alemania, Italia frente a Francia, Gran Bretaña frente a Estados Unidos o la India frente a China.

 

Tómense los ejemplos que se quiera, pero lo cierto es que el proceso de integración y subordinación desencadenado desde la presidencia de Miguel de la Madrid ha pasado una frontera que no tendrá retorno sin un gran sobresalto humano, material y espiritual de la nación entera.

 

Enumero las consecuencias que en este momento aciago alcanzo a ver:

I. Rendición de soberanía

1. Integración subordinada: Por primera vez en su historia, México se subordina a la nación vecina, Estados Unidos, e integra su soberanía de hecho en la plataforma continental de esa nación.

2. Subordinación financiera a un centro extranjero: Wall Street.

3. Subordinación productiva: ya estipulada en el Tratado de Libre Comercio y consolidada con la derogación de la sustancia de los artículos 27 y 28.

4. Subordinación territorial y militar al Pentágono y sus servicios de inteligencia, ya establecida bajo Calderón y García Luna.

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5. Subordinación política a Washington D.C. como corolario necesario de lo anterior.

 

Son todos rasgos, hasta cuesta escribirlo, de un gran Estado satélite, como antes Polonia con la Unión Soviética o la Nicaragua de Somoza con Estados Unidos.

 

II. El Suchiate, virtual frontera sur de Estados Unidos

1. Migrantes: el Estado mexicano actúa como control y garante de las fronteras de Estados Unidos contra los migrantes de Centro y Sudamérica. Lo que vivimos en nuestro territorio nacional es una masacre metódica y cotidiana subordinada a los intereses y necesidades de Washington, llevada a cabo por armas mexicanas y por responsables del Instituto Nacional de Migración.

2. Guerra sucia: en Guerrero, Veracruz, Tamaulipas, Chihuahua, Sonora, Michoacán Zacatecas y otros estados de la República se vive, como ya lo anotó Luis Hernández Navarro en estas páginas, una auténtica guerra sucia, dirigida a desorganizar por el terror y a despojar a las poblaciones de sus bienes, sus derechos, sus organizaciones y sus vidas. Esta violencia cotidiana pesa como una fuerza de desorganización para intimidar, desmoralizar, paralizar y disolver resistencias y respuestas.

 

Las policías comunitarias, reprimidas por el Estado o por el narco, son legítimas reacciones de autodefensa ante la desprotección y el terror y testimonios del grado de desintegración de la relación estatal entre gobernantes y gobernados.

3. Narcotráfico: rama poderosa de la economía y la política estrechamente ligada a los canales financieros de México y Estados Unidos y a poderes de ambos países.

4. Presencia permanente y actividad reconocida y pactada del Ejército y los Cuerpos Policiales y de Seguridad del país vecino en el territorio de la nación mexicana.

5. Consolidación y despliegue del mecanismo de subordinación y cesión de soberanía denominado Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC).

 

III. Cambio epocal

Esta situación límite, antes desconocida en la historia de México y de América Latina, tiene lugar en el contexto de un cambio epocal de las relaciones de dominación entre las naciones, de sus relaciones políticas y económicas y de las relaciones sociales entre capital y trabajo, ciudad y campo, sociedad y recursos naturales, dentro de cada contexto nacional tal como lo vivimos en este siglo XXI.

 

En este universo epocal subordinar la soberanía, la economía, los derechos, los salarios y los ingresos, el territorio, la naturaleza y la nación mexicana a los intereses y necesidades de la nación vecina, Estados Unidos, y de sus centros financieros y militares, constituye un vuelco de dimensiones históricas aún difícilmente imaginables. Se trata de un golpe de mano llevado a cabo sin discusión ni consulta, que no responde ante la nación y su pueblo sino a los intereses de los beneficiarios actuales de esas políticas y sus aliados y clientes locales. Tampoco se trata de los intereses del pueblo de Estados Unidos, sino de los de Wall Street y el Pentágono.

 

Es una emergencia en nuestra historia. Es preciso unirse y organizarse en libertad y democracia, más allá de cualquier otro interés o diferencia en el presente, más allá de cualquier resquemor o distancia en el pasado, organizarse en todos los terrenos y con todos los medios y formas –todos– que prevé y autoriza la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y con toda la libertad y la protección que desde su artículo 1º dicha Constitución garantiza.-

méxico mapa1

 

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12 décembre 2013 4 12 /12 /décembre /2013 12:41

Jueves, 12 de diciembre de 2013

La seguridad en la Red
Por Gustavo Sain *
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Internet es una red de computadoras creada en Estados Unidos a fines de la década de ‘60 en el marco de la llamada Guerra Fría. Ideada por la Agencia de Proyectos Avanzados (ARPA, por sus siglas en inglés) del Departamento de Defensa de ese país, su finalidad original fue la de crear un medio de comunicación flexible y descentralizado que permitiese el flujo ininterrumpido de comunicaciones frente a un posible ataque nuclear soviético. En este sentido, Internet fue diseñada pensando en la seguridad física de las comunicaciones y no de sus contenidos, es decir, los datos y la información que transportaban esas redes. Para ese entonces y hasta la década del ’80, la red nucleaba centros de investigación y laboratorios de universidades e instituciones militares y no se extendía fuera de las fronteras de ese país, motivo por el cual no era necesario el desa-rrollo de protocolos seguros ni la intervención gubernamental en términos de seguridad. Con la apertura comercial de Internet a mediados de los ’90 por parte de la administración norteamericana, su expansión fuera de las fronteras de los Estados Unidos y el posterior desembarco de empresas y bancos en la red; datos personales, información financiera, datos filiatorios, fotos personales y referencias de ubicación viajan de un punto a otro del planeta.

En la actualidad, el debate está puesto en cómo los gobiernos pueden intervenir en una red de comunicaciones de carácter global con presencia mayoritaria del sector privado. Hasta la filtración de los documentos secretos por parte del ex empleado de la Agencia de Seguridad Nacional norteamericana (NSA) Edward Snowden, sobre el espionaje gubernamental por parte del gobierno de Estados Unidos, existía la falsa premisa de que cualquier intervención por sobre la red era un acto de censura. Este principio tiene relación con los orígenes de Internet y fue sostenida durante años por organizaciones como Internet Society y la World Wide Web Consortium (W3C), conglomerados que nuclean a las grandes empresas del sector de informática y telecomunicaciones del planeta. Estos consideran que los gobiernos no deben tener presencia en la red y bregan por el autogobierno por parte de sus usuarios. Los Estados, a través de sus gobiernos, tienen la facultad indelegable de garantizar los derechos de las personas en cuanto a su integridad y libertad; es un principio fundacional de éstos que no puede dejarse en manos del sector privado. Prioritariamente la función que deben desempeñar los Estados es garantizar la libertad de expresión y el derecho a la intimidad de los usuarios de Internet.

En términos de políticas públicas, si bien resulta necesaria la tipificación de determinadas conductas ilícitas que tienen como medio o fin un dispositivo informático tanto así como el fortalecimiento de la cooperación internacional en materia de investigación criminal; la solución penal, si bien importante, no es suficiente para una política en materia de seguridad. El derecho brinda una perspectiva meramente sancionatoria, ya que el abordaje se encuentra focalizado en la conjuración y represión de este tipo de delitos y no así en su prevención. Cuando se habla de políticas públicas en materia preventiva en Internet se refiere a generar acuerdos de cooperación entre organismos de gobierno y las empresas proveedoras de servicios, establecer normas de confidencialidad de los datos, crear manuales de procedimientos de actuación frente a conductas indebidas y hechos ilícitos, favorecer centros de denuncias en sitios web para los ciudadanos, crear sistemas de alerta en línea y establecer normativas específicas o protocolos de actuación para las empresas en caso de que perciban conductas indebidas o delitos en sus sitios web por parte de usuarios. La actuación de los organismos de gobierno por sobre la red debe establecerse sobre la base de sus competencias institucionales y mediante la más estricta legalidad y la intermediación de la Justicia, fundamentalmente para los casos que amerita la interceptación, seguimiento u observación de comunicaciones privadas.-

 

 

* Autor del libro Delito y nuevas tecnologías: fraude, narcotráfico y lavado de dinero por Internet y titular del curso de posgrado Los delitos informáticos en la era de la información de la Universidad Nacional de Quilmes.-

 

 

 

© 2000-2013 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.-

 

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11 décembre 2013 3 11 /12 /décembre /2013 22:37
11 dic 2013
Vicenç Navarro

Vicenç Navarro ha sido Catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Barcelona. Actualmente es Catedrático de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Pompeu Fabra (Barcelona, España).

Es también profesor de Políticas Públicas en The Johns Hopkins University (Baltimore, EEUU) donde ha impartido docencia durante 35 años. Dirige el Programa en Políticas Públicas y Sociales patrocinado conjuntamente por la Universidad Pompeu Fabra y The Johns Hopkins University. Dirige también el Observatorio Social de España.

Es uno de los investigadores españoles más citados en la literatura científica internacional en ciencias sociales

http://www.vnavarro.org/

 

 

Una de las características de nuestro tiempo, en el que vivimos bajo la hegemonía del pensamiento liberal, es la desaparición en los análisis y narrativas de la estructura social de España de cualquier referencia a la existencia de clases sociales. Términos como burguesía, pequeña burguesía y clase trabajadora han desaparecido del discurso oficial del país, tanto en los medios de información como en los fórums políticos, e incluso en la literatura sociológica. En su lugar, el término utilizado es el de la clase media, que aúna a toda la ciudadanía que va desde la persona casi rica a la casi pobre, incluyendo así a la gran mayoría de la población. En este nuevo esquema, la nueva estructura social está constituida por los ricos, la clase media y los pobres. Esta nueva clasificación aparece también en sectores de las izquierdas, que dividen a la población entre el 1% y todos los demás (el 99%).

Esta nueva clasificación social que ha sustituido a la anterior es nueva en España, pero no lo es en EEUU. En realidad, la definición de EEUU como un país de clases medias, señalando que la mayoría de la ciudadanía es de esta clase social, juega un papel central en la reproducción del sistema político-social estadounidense. Cada año, medios de gran difusión en EEUU publican informes que intentan mostrar que la mayoría de la población en EEUU es y se considera clase media. La manera de alcanzar dicha conclusión es preguntando a la nación si se considera de clase alta, de clase media o de clase baja. Puesto que el encuestado asume que clase alta son los ricos y clase baja los pobres, la gran mayoría contesta clase media, respuesta que carece de valor analítico, pues solo indica que la mayoría de la población no se considera ni rica ni pobre.

Es interesante subrayar que, en las pocas ocasiones en las que a la población de EEUU se le ha preguntado si es de clase alta, de clase media o de clase trabajadora, hay más ciudadanos y residentes estadounidenses que se definen de clase trabajadora que de clase media. Este resultado se da también en España, como bien muestra la mejor analista de la estructura social en España, la Catedrática de Sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona, la Dra. Marina Subirats (Barcelona: de la necesidad a la libertad. Las clases sociales en los albores del siglo XXI. 2012).

Es más, los estudios de mayor credibilidad de la estructura social de Estados Unidos muestran que la clase social de las personas es una de las variables más importantes para conocer sus hábitos culturales, su percepción de las políticas públicas, su comportamiento electoral, su manera de vestir, el tipo de vivienda que ocupa, el barrio de la ciudad donde vive, e incluso el acento en su lenguaje, además de la manera de expresarse. Ni que decir tiene que otras variables sociológicas –tales como raza y género- juegan un papel importante en definir la pertenencia social del ciudadano encuestado a la estructura social. Pero la variable clase social juega un papel determinante. Es más, muchas de las características que se observan en otros colectivos –como la mortalidad mayor entre los negros que entre los blancos- no tiene nada que ver con la raza, sino con la clase social en la que el racismo coloca a los negros, forzándoles a ubicarse en la clase trabajadora no cualificada, que tiene mayor mortalidad que la clase trabajadora cualificada y que las clases medias.

El proyecto político de negación de clases sociales

En EEUU, la desaparición del análisis y del discurso de clases es un indicador del enorme dominio de la clase capitalista en los mayores medios de producción y reproducción de valores. A mayor dominio de la vida política y mediática de un país por parte de la clase capitalista –que en EEUU es conocida como la Corporate Class (la clase constituida por los grandes propietarios y gestores de las grandes corporaciones financieras e industriales)-, mayor es la dilución y desaparición del discurso de clase, convirtiéndose la mayoría en la categoría de clases medias.

Y el objetivo de tal desaparición es múltiple. Uno, de gran relevancia, es el intento de que desaparezca la conciencia de clase entre la clase trabajadora (que constituye la mayoría de la ciudadanía), transfiriendo el debate político al mundo del consumo, dividiendo a la población sobre sus ingresos y consumo, y distanciando ese debate del mundo de la producción y de la distribución de bienes y servicios.

Otro objetivo, relacionado con el anterior, es evitar que se analice la realidad político-económico-mediática desde el punto de vista de las clases sociales, ocultando el conflicto entre las clases sociales, y muy en particular entre la clase capitalista y las otras clases, y muy en especial con la clase trabajadora. Lucha de clases es un término inexistente en los medios de información y en la cultura del país. La americanización de la cultura política y mediática europea (un fenómeno muy acentuado en España) hace que también hayan desaparecido el análisis y la narrativa de clases sociales, siendo sustituidos por la tipología de ricos, clases medias y pobres.

El problema es mucho más que el 1%

Dentro del esquema ricos, clase media y pobres, ha aparecido dentro del movimiento radical contestatario estadounidense (en el movimiento Occupy Wall Street) la imagen de que EEUU se divide entre el 1% de la población (los miembros de la Corporate Class) y todos los demás. Basada en el estudio de Joseph Stiglitz, que señala que el 1% del mundo controla los medios de producción, se deriva esta interpretación de estructura social en EEUU. Esta imagen del 99% contra el 1% es, sin embargo, dramáticamente insuficiente y puede llevar a infravalorar el enorme problema de la transición desde el sistema actual a un nuevo sistema que permita responder a las necesidades de la mayoría de la población en lugar de continuar un sistema de acumulación de capital.

Como bien me indicaba un compañero sindicalista en Baltimore (donde está ubicada la The Johns Hopkins University), “ya desearía yo que el problema se centrara en solo el 1%. Sería más fácil cambiar ese sistema”. El 1% necesita para su dominio y reproducción otro 9% (algunos consideran 14%) que incluye los gestores del sistema, y cuya situación privilegiada deriva de sus servicios al 1%. Dicho estrato social, que incluye grandes sectores de la burguesía, pequeña burguesía y clase media profesional de renta elevada, no existiría en otro sistema cuyo objetivo fuera servir a las necesidades de la población en lugar del objetivo de acumular capital. Entre ellos están los grandes gestores y portavoces de los mayores medios de información. De ahí que el problema sea mayor que eliminar el poder del 1%.

Pero, por otra parte, el 99% está dividido en distintas clases sociales, que tienen intereses distintos que hay que compatibilizar dentro del proyecto reformador, teniendo en cuenta que las clases trabajadoras tienen mayor vocación transformadora que las clases medias (al estar más explotadas). No ser sensible a estas diferencias está llevando a las izquierdas políticas a un desastre, como estamos hoy viendo con gran número de partidos socialdemócratas que están perdiendo sus bases electorales. Sus constantes referencias a las clases medias (el candidato Zapatero en su discurso de candidatura utilizó el término clases medias 18 veces, sin nunca utilizar el término clase trabajadora) explican el creciente distanciamiento de las clases trabajadoras hacia la dirección de estos partidos, con un número preocupante apoyando partidos contestatarios radicales de ultraderecha. El fascismo de base popular en Europa es un indicador más del fracaso de tales partidos.

*Artículo publicado en la revista TEMAS PARA EL DEBATE, diciembre de 2013.-

 

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10 décembre 2013 2 10 /12 /décembre /2013 18:59
Empresas de Internet, contra el espionaje
 
Ocho de las mayores empresas que ofrecen servicios en Internet –AOL, Apple, Facebook, Google, Linkedin, Microsoft, Twitter y Yahoo– unieron sus voces para pedir al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y al Congreso de ese país que establezcan límites mínimamente razonables al espionaje masivo que el gobierno de Washington realiza en las comunicaciones privadas de cientos de millones de individuos, tanto estadunidenses como de otras nacionalidades. En un comunicado insertado ayer en los principales diarios del país vecino, esas compañías señalaron que la vigilancia clandestina e ilegal de millones de cuentas por la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés) ha implicado un desequilibrio favorable al gobierno y perjudicial para los derechos individuales.

Para poner en perspectiva este comunicado, cabe recordar que, desde que el ex contratista de la NSA Edward Snowden filtró documentación de las prácticas de espionaje masivo que realiza esa dependencia gubernamental, en junio pasado, la irritación entre los ciudadanos estadunidenses y de otros países se ha incrementado conforme surgen a la luz nuevos aspectos del impúdico fisgoneo de Washington en las computadoras, los teléfonos celulares, las cuentas de correo electrónico y los mensajes de millones de personas anónimas, pero también de jefes de Estado y de gobierno de países a los que Washington llama en público aliados y amigos, entre ellos Alemania, Brasil, España, Francia y México. Asimismo, se ha podido documentar que, con el propósito de robar información estratégica, la NSA ha intervenido las comunicaciones internas de dependencias gubernamentales enteras y de grandes empresas extranjeras.

La divulgación de estas prácticas ha puesto en aprietos a las empresas firmantes del comunicado –las cuales, a su vez, espían a sus usuarios con el fin de obtener información útil para campañas de mercadotecnia de precisión– porque, por una parte, ha evidenciado que tales corporaciones colaboran sin rechistar con la NSA, a la cual entregan cuanta información les sea solicitada, y por la otra, genera justificada desconfianza entre usuarios y consumidores y limita, de esa manera, los mercados de servicios en línea.

Así pues, el documento de los gigantes de Internet no se inspira en un legítimo compromiso con el derecho de los usuarios a la privacidad, sino en un afán mercantilista y de imagen: si algo puede generar pánico en las asambleas de accionistas es una merma en el número de suscriptores porque, como es sabido, el éxito de los negocios internéticos reside, por norma, en la cantidad de usuarios consuetudinarios. Saber de las intromisión de las autoridades estadunidenses en las cuentas internéticas privadas y/o confidenciales genera una pérdida de confianza de los internautas y una reducción de su actividad en las redes, lo que conlleva, en forma casi automática, una disminución de tráfico para las grandes corporaciones y, con ello, un decremento de sus utilidades.

Por otra parte, es claro que las empresas referidas buscan, con la carta hecha pública ayer, distanciarse de la imagen de cómplices del espionaje.

Es claro, pues, que los daños causados por las actividades ilegales de espionaje masivo desarrolladas por varias dependencias del gobierno estadunidense no se circunscriben a la soberanía de otras naciones ni a los derechos ciudadanos de los inter­nautas, sino que se extienden al ámbito de las finanzas corporativas. Ante esta realidad, la Casa Blanca está doblemente obligada a transparentar, acotar y ceñir a la ley y al decoro sus prácticas de vigilancia en el ciberespacio.-

 

http://www.jornada.unam.mx/2013/12/10/opinion/002a1edi

 

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10 décembre 2013 2 10 /12 /décembre /2013 18:48

Piden a EU asumir el liderazgo en garantizar y defender la privacidad de los usuarios

Los gigantes de Internet exigen prohibir el espionaje masivo

En carta abierta, las grandes empresas solicitan que la vigilancia sea proporcional a los riesgos

Los juegos virtuales también son infiltrados, publican el New York Times y The Guardian

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Millones de usuarios de Internet y celulares han sido espiados en el mundo, según se desprende de documentos filtrados por el ex contratista de la estadunidense NSA, Edward Snowden. La imagen de archivo, en Madrid
Foto Ap
David Brooks
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 10 de diciembre de 2013,
 
 Nueva York, 9 de diciembre.

Las principales empresas de tecnología digital en el mundo publicaron una carta abierta dirigida al gobierno de Estados Unidos, en la cual exigen la prohibición del espionaje masivo y nuevas garantías para defender la privacidad de usuarios, al denunciar que las revelaciones sobre los programas de vigilancia masiva han erosionado la confianza del público en Internet.

Las empresas, preocupadas por el impacto sobre sus clientes y su mercado digital ante la revelación de programas de espionaje masivo mediante las filtraciones de Edward Snowden, enviaron hoy el mensaje público colectivo sin precedente al presidente Barack Obama y al Congreso (el texto se publicó en varios periódicos nacionales y en un nuevo sitio de Internet para estos propósitos (http://97.74.205.113 ).

Las empresas afirmaron que es hora de que los gobiernos del mundo aborden las prácticas y leyes que regulan la vigilancia a individuos y el acceso a su información por los gobiernos. Agregan que si bien entendemos que los gobiernos necesitan tomar medidas para proteger la seguridad de sus ciudadanos, creemos firmemente que las leyes y prácticas actuales necesitan ser reformadas.

La carta, firmada por Google, Microsoft, Apple, Yahoo, Facebook, Twitter, LinkedIn y AOL, sostiene que las revelaciones mostraron que en muchos países el equilibro se ha inclinado demasiado a favor del Estado y se ha alejado de los derechos del individuo, mismos que están consagrados en nuestra Constitución. Esto mina las libertades que todos apreciamos. Es hora de un cambio.

Instan al gobierno a promover reformas para asegurar que los esfuerzos de vigilancia sean claramente limitados por ley, proporcionales a los riesgos, transparentes y sujetos a supervisión independiente.

Formulan una serie de principios que incluyen limitar la autoridad del gobierno para recaudar información de usuarios; que el enfoque sea sobre cibernautas específicos y dejar de realizar el acopio en bloque de comunicaciones de Internet; mayor transparencia en todo el proceso, ya que es esencial para el debate sobre los poderes de vigilancia de un gobierno; mayor supervisión de tribunales, con la presencia de quienes abogan por privacidad, y que el proceso de autorización judicial sea público.

Subrayan que la posibilidad de que los datos fluyan o sean accesibles a través de las fronteras es esencial para una economía global robusta del siglo XXI, algo que los gobiernos no deberían obstaculizar y, finalmente, piden que se logren acuerdos multilaterales para resolver conflictos entre gobiernos en torno de solicitudes legales de datos de usuarios.

La seguridad de los datos de usuarios es crítica, afirma Larry Page, ejecutivo en jefe de Google, y agrega: “es minada por el aparente acopio de datos al mayoreo, en secreto y sin supervisión independiente, por muchos de los gobiernos del mundo. Es hora de una reforma, e instamos al gobierno de Estados Unidos a tomar el liderazgo en ese camino.

La gente no usará tecnología en la que no tiene confianza. Los gobiernos han puesto esta confianza en riesgo, y son ellos los que deben ayudar a restaurarla, afirmó Brad Smith, vicepresidente ejecutivo y abogado general de Microsoft.

Con la carta respaldaron de hecho propuestas ya formuladas por algunos legisladores federales para reformar las operaciones clandestinas de vigilancia mundial de comunicaciones por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA).

Algunas de estas propuestas son abordadas en proyectos de reforma elaborados por legisladores, incluido el influyente presidente del Comité Judicial del Senado, el demócrata Patrick Leahy, y el representante republicano James Sensenbrenner, que muestran una respuesta compartida por liberales y conservadores sobre lo que consideran un abuso del poder del gobierno.

Lo enunciado por las empresas supera por mucho las tibias propuestas avanzadas por defensores del sector de inteligencia, como la de Dianne Feinstein, presidenta del Comité de Inteligencia del Senado, quien ahora se encuentra en una situación política incómoda, ya que es senadora por California, sede de muchas de estas poderosas empresas.

Obama está a la espera de las recomendaciones de posibles reformas de inteligencia del panel de expertos que constituyó en respuesta al creciente escándalo provocado por las filtraciones de Snowden. Dichas recomendaciones están programadas para entregarse la próxima semana.

Al mismo tiempo, el Congreso contempla realizar con debates sobre diferentes propuestas legislativas para abordar estos asuntos a principios de 2014. La carta de hoy tendrá sin duda un impacto sobre todo esto, afirmaron algunos de los legisladores que promueven las reformas.

Mientras tanto, nuevas revelaciones con base en los documentos secretos filtrados por Snowden, publicados hoy de manera simultánea por The Guardian, el New York Times y ProPublica, informan que espías estadunidenses y británicos, no satisfechos con el espionaje masivo de gobiernos y pueblos del mundo real, infiltran el gran universo virtual de los juegos online.

Según los documentos, la NSA y su contraparte británica GCHQ crearon mecanismos de acopio masivo contra la red de consolas Xbox Live, donde más de 48 millones de personas participan en juegos virtuales. Así, espías del mundo real se suman a los virtuales, así como a guerreros del muy popular World of Warcraft y extraterrestres, asesinos, enanos y más en los juegos de Internet. El objetivo: detectar potenciales terroristas que estuviesen usando el mundo de los juegos virtuales para comunicarse o transmitir información, y para reclutar informantes.

Uno de los documentos de la NSA se titula Explotación terrorista de juegos y ambientes virtuales; describe cómo el universo de los juegos virtuales carece de suficiente vigilancia, y alerta que son redes de comunicación potencialmente llenas de objetivos donde posibles sospechosos pueden esconderse a plena vista. Según esto, los juegos podrían ofrecer fuentes vastas de inteligencia y también detectar relaciones entre jugadores.

Según el Times y The Guardian, los documentos no identifican ejemplos de algún éxito de estos programas de espionaje, como que se haya logrado intervenir para frenar un complot, o que terroristas estuvieran, de hecho usando estas comunidades virtuales.-

 

espionaje yanqui 2013

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9 décembre 2013 1 09 /12 /décembre /2013 17:39
American Curios

Payasos

David Brooks
Foto
Detención de un activista vestido de payaso que burló el cerco policial que custodiaba la escultura del toro monumental en el sector financiero de Nueva York, en los días de más actividad del movimiento Ocupa Wall Street
Foto Tomada de Youtube
  
En las obras de Shakespeare hay sólo dos figuras que se atreven a decir toda la verdad: el rey y el payaso, comentó el gran director de teatro Jonathan Miller a Studs Terkel, el extraordinario entrevistador e historiador oral. El rey puede decir absolutamente todo porque tiene autoridad suprema. “La otra manera de decir la verdad es no tener absolutamente ninguna autoridad, lo cual permite que la gente ignore lo que dices y, por lo tanto, estás en posición para decir lo que se te antoje… El payaso no tiene nada que perder, y el rey nunca puede perder lo que tiene”.

Todos los demás mienten o se callan o no lo dicen todo ante el temor de caer al nivel del bufón mientras intentan escalar hacia el rey, comenta Miller.

Un par de payasos/bufones en Estados Unidos, Jon Stewart y Stephen Colbert, ofrecen un gran respiro ante la torrente de propaganda, manipulación y noticias de todos los días. Cuatro noches a la semana en sus programas de cablevisión, Stewart como conductor de un noticiero ficticio, The Daily Show, y Colbert, quien asume la identidad de un comentarista conservador rico en su programa The Colbert Report, no sólo se burlan de las autoridades políticas o mediáticas, sino de toda noticia que les parezca absurda, pretenciosa o engañosa.

El resultado: ambos son puntos de referencia nacional. Stewart ha sido declarado como el periodista más confiable del país en una encuesta de la revista Time, y eso que es locutor de un noticiero ficticio. Según algunas encuestas, ambos son la principal fuente de información política para los jóvenes, el sector más codiciado del teleauditorio nacional.

Cada noche unos 2 millones sintonizan The Daily Show (tres veces la audiencia de CNN) para ver cómo Stewart y su equipo de corresponsales abordan las noticias, no sólo para reírse, sino para algo más serio, acercarse a la neta. Muchos se quedan para ver el programa de su colega que sigue inmediatamente después. Una nación desesperada y agradecida sintoniza a Stewart porque hace la tarea a la que los medios de noticias han abdicado: rastrear el historial público para hacer que los políticos y periodistas rindan cuentas, comenta Rolling Stone. Ambos se pueden consultar en (the dailyshow y colbert nation)

Lo que hacemos es crítica social, sólo que lo hacemos a través de la comedia, resume Stewart, quien ha comentado que aunque la sátira puede ser catártica y puede avergonzar a poderosos, en sí no cambia las cosas, y señala que esa es la diferencia entre ser un revolucionario y ser un satírico. Pero afirma: somos una expresión de la insatisfacción de la gente con las instituciones existentes.

Ambos son parte de una larga tradición de cómicos como críticos sociales que han impactado la cultura y el debate político nacional a lo largo de la historia de este país. Entre los genios de la sátira se tendría que mencionar a Mark Twain, o en algunos momentos Chaplin o Marx (Groucho), o los cómicos Lenny Bruce, George Carlin, Tom Lehrer y Richard Pryor, y hoy día Bill Maher, entre tantos más. Ni hablar de los grandes caricaturistas.

El uso del humor como arma de crítica social y política se ha expresado en diversos momentos. Por ejemplo, durante el movimiento antiguerra y anticapitalista de los 60, el líder de los Yippies, Abbie Hoffman, convocó a una manifestación masiva alrededor del Pentágono, donde prometió hacer levitar el enorme edificio. Las autoridades primero lo descartaron como una bobería más, pero por si las dudas desplegaron a sus fuerzas para ver si a fin de cuentas algo sucedía. En otro momento, al ganarse una beca de unos miles de dólares, la canjeó por puros billetes de un dólar, se subió con cómplices al balcón para turistas de la Bolsa de Valores de Nueva York y los hicieron llover, para ver cómo los corredores se volvían histéricos brincando por los billetes.

En la gran batalla en Seattle, donde decenas de miles tomaron las calles para frenar la reunión de la Organización Mundial de Comercio en 1999, activistas entrenados por el Ruckus Society y otros escalaron edificios y puentes, dejando caer mantas maravillosas contra la globalización empresarial, asombrando a las autoridades y provocando sonrisas entre todos los demás. Payasos y mimos caminaban detrás de ministros de los gobiernos del mundo, imitándolos. Hubo un momento en que un delegado ruso no aguantó la burla y sacó una pistola, gritando ya basta. El movimiento altermundista que arrancó ahí continuó usando títeres enormes para burlarse de los políticos que promovían el libre comercio y en una de las movilizaciones masivas en Washington, poco después, la policía secuestró a todos los títeres de un almacén –los primeros títeres presos políticos–, ya que aparentemente eran muy peligrosos.

Los Yes Men utilizan la burla para enfrentar a los grandes intereses empresariales, mostrándose como representantes de ellos en conferencias de prensa nacionales y en foros empresariales, lo que provocó respuestas en verdad histéricas de ejecutivos y voceros de empresas como Monsanto, Halliburton y Shell, o de la Cámara de Comercio. A veces sus actos son más sencillos, como durante los mejores días de Ocupa Wall Street, cuando las autoridades pusieron un cerco alrededor de la famosa escultura monumental de un toro en Broadway, símbolo del poder financiero, y colocaron policías y una patrulla para vigilar el sitio. Una mañana aparecieron dos payasos, con el vestuario clásico (zapatos gigantes, bolas en la nariz), y se brincaron la valla de metal. Los policías los empezaron a corretear dentro de la placita alrededor del toro y de repente apareció un matador, con capa, quien se subió en la patrulla para desafiar al toro. Ver

Los payasos rompen la maldición del juego de poder. Y tal vez más que en Shakespeare, a veces hasta desnudan al emperador. Son algunos de los mejores guías a Estados Unidos. Y a veces la risa es esencial al tratar de entender este país.-

 

 

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8 décembre 2013 7 08 /12 /décembre /2013 19:52
La agresiva política exterior de Francia
Immanuel Wallerstein
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Soldados franceses patrullan Bangui, capital de la República Centroafricana
Foto Reuters
  
En los últimos años, Francia se ha reafirmado a sí misma en el escenario internacional de forma muy activa –primero con el presidente Nicolás Sarkozy y aún más con el presidente François Hollande. Como nación, encabezó a las potencias occidentales para intervenir en Libia con tal de derrocar a Muammar Kadafi. Impulsó la línea más dura de todas las potencias occidentales en la Siria de Bashar al-Assad. Ha intervenido unilateralmente en Malí para frenar el avance hacia el sur de los movimientos armados islámicos. Hace poco, Hollande fue recibido virtualmente como héroe en Israel por la línea dura que asumió en las negociaciones con Siria e Irán. Y acaba de enviar tropas para intentar restaurar el orden en la República Centroafricana.
 

Esta es la misma Francia que hace 10 años fue ridiculizada por el Congreso estadunidense por su negativa a seguir la intervención estadunidense en Irak, al punto de que el término papas a la francesa fue repudiado públicamente en Estados Unidos. Es ésta la misma Francia que no hace tanto renunció públicamente al concepto de Françafrique –el supuesto deber de Francia de mantener el orden de sus ex colonias– por no ser un comportamiento apropiado.

 

¿Qué fue lo que ocurrió que pueda explicar este vuelco?

Hay, por supuesto, algunos factores internos a Francia que contribuyen con estos desarrollos. Debido a su historia colonial, Francia tiene ahora un gran número de residentes y ciudadanos musulmanes que en gran medida son desposeídos económicamente. Muchos de los musulmanes más jóvenes se han vuelto más y más militantes y algunos de ellos se ven atraídos a las versiones más radicales de la política islamita. Aunque este viraje ha ocurrido por todo el mundo pan-europeo, parece particularmente fuerte en Francia. Por tanto, evoca una reacción política no sólo desde los grupos xenófobos de la extrema derecha, como el Frente Nacional, sino de personas que mantienen versiones irrenunciables de laicismo en la izquierda política. Hoy el ministro socialista más popular parece ser el del Interior, Manuel Valls, cuya actividad principal es tomar medidas extra fuertes contra los migrantes ilegales, en su mayoría musulmanes, en Francia.

 

Es más, en un momento en que las ideas neoconservadoras parecen haber pasado de moda en la política estadunidense, el equivalente francés que se centra en el lema de la responsabilidad de proteger RdP) se está volviendo más fuerte en Francia. Una de sus figuras principales, Bernard Kouchner, fundador de Médicos sin Fronteras, fue primer ministro en el gobierno de Sarkozy. Otra figura principal, Bernard-Henri Lévy, jugó un formidable papel de presión en las políticas gubernamentales de Sarkozy y lo sigue haciendo con Hollande.

 

Sin embargo, la explicación más grande puede ser externa –el papel que Francia piensa que puede todavía jugar en el escenario mundial. Desde 1945, Francia ha luchado por mantenerse como figura importante en dicho escenario. Y en este esfuerzo siempre vio a Estados Unidos como la fuerza central que intentaba disminuir su papel. La reafirmación del papel mundial de Francia fue una preocupación primordial de Charles de Gaulle. Fue éste un objetivo que persiguió de muchas maneras, desde su temprano acercamiento con la Unión Soviética a la retirada de las tropas francesas de la OTAN. Tejió una fuerte relación con Israel durante la guerra de Argel, en un momento en que Naciones Unidas impulsaba una política muy diferente. Fue Francia la que armó el ataque israelí-franco-británico en Egipto en 1956. Lo cierto es que, una vez que Argelia obtuvo su independencia en 1962, Francia terminó su especial vínculo con Israel, más preocupado por renovar sus buenas relaciones con sus ex-colonias del norte de África.

 

Esta política no ha sido meramente una política gaulista. Figuras no gaulistas o anti gaulistas, como François Miterrand y Sarkozy, adoptaron posturas gaulistas en múltiples ocasiones. De Churchill en la Segunda Guerra Mundial a Obama hoy día, Estados Unidos y Gran Bretaña han encontrado que, para su gusto, los líderes franceses son demasiado pendencieros, demasiado difíciles de controlar.

 

Lo que permite esta vuelta actual a la agresividad es precisamente la decadencia del poder efectivo de Estados Unidos en el escenario mundial. Francia puede parecer de línea más dura contra el enemigo, definido ahora como el enemigo islamita, que Estados Unidos. De nuevo, después de una larga demora desde 1962, Israel puede ver en Francia a su mejor amigo, aunque sea menos poderoso que Estados Unidos.

 

El problema para Francia es que, a pesar de que la decadencia estadunidense le permita una posición retórica más fuerte, el nuevo escenario geopolítico, algo caótico, no es uno donde Francia realmente pueda remplazar a Estados Unidos como la línea dura. Hay otras naciones poderosas involucradas en Medio Oriente como para que Francia juegue el papel primordial ahí. Todavía menos puede tener Francia un papel importante en Asia oriental, pese al hecho de que ha sido una potencia central ahí.

El lugar donde Francia puede reasumir un papel central es África, porque por el momento ni Gran Bretaña ni Estados Unidos están tan preparados, por varias razones, para actuar como fuerza militar. Francia está aprovechando la oportunidad. Y Hollande, pese a que en lo interno crece su impopularidad, encuentra respaldo de la opinión pública para este papel.

 

No obstante, esta clase de política agresiva tiene una vuelta negativa importante, como Estados Unidos ya lo descubrió en Medio Oriente. Puede ser muy difícil retirar las tropas propias una vez que están ahí. Y la opinión pública en casa comienza a amargarse con las intervenciones, y las comienza a ver como inútiles y fallidas.-

 

 

Traducción: Ramón Vera Herrera

© Immanuel Wallerstein

 

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7 décembre 2013 6 07 /12 /décembre /2013 20:38
07-12-2013

 

El Financial Times lo declaró, "el activista político más destacado del mundo"
Noam Chomsky cumple 85 años siendo la voz más crítica en Estados Unidos

Agencias


Hace cinco años, Noam Chomsky celebraba la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca, pero también este presidente acabó decepcionando al veterano intelectual de la izquierda norteamericana. Su país es un "Estado canalla que gracias a su poder siembra impunemente el terror en amplias partes del mundo con sus aviones no tripulados", escribía a comienzos de noviembre.

En política interior, el provocador lingüista y filósofo considera que Estados Unidos está dominado por un partido único, el "Business Party". Este sábado, este hombre al que el "Financial Times" declaró recientemente el "activista político más destacado del mundo" cumplirá 85 años.

Chomsky nació en Filadelfia en 1928, hijo de un erudito judío. Estudió Filosofía y Lingüística en la universidad de Pensilvania y, tras completar su formación en Harvard, en 1961 fue fichado por el reputado Instituto de Tecnología de Massachussetts (MIT) en Cambridge, cerca de Boston.

Sus teorías eran tan revolucionarias que despertaron interés en todo el mundo y lo convirtieron en uno de los investigadores más significativos del siglo XX. Por ejemplo, según Chomsky toda persona nace con una determinada capacidad para el habla, lo que significa que la lengua tiene un mayor componente fijo que de influencia del entorno cultural.

En el terreno político, el "intelectual más importante del presente", como lo calificó una vez "The New York Times", se ha erigido entre otros como uno de los precursores del movimiento antiglobalización. Tras el 11 de septiembre de 2011, Chomsky tocó la misma tecla que muchos otros críticos de la política exterior de su país: en su opinión, los atentados terroristas sobre Nueva York y Washington fueron una respuesta inevitable del tercer mundo a la explotación y presiones de Estados Unidos.

Según Chomsky, Washington lleva décadas luchando sin escrúpulos por una supremacía mundial sin límites. Que el país más poderoso del mundo no se detiene ante nada para afianzar su dominio lo demuestran, entre otros, la Guerra de Irak, afirma. La lejanía cada vez mayor de la solución de dos Estados en el conflicto palestino-israelí también se debe a su juicio a Estados Unidos. Y es con ayuda de Washington, es decir, con el apoyo de Obama, que Israel amplía su territorio a costa de los palestinos.

Su último libro, publicado en septiembre, se titula "On Western Terrorism: From Hiroshima to Drone Warfare" (sobre terrorismo occidental: de Hiroshima a la guerra de los drones) En total, Chomsky ha escrito más de 70 libros, a los que se suman un largo millar de artículos. Su última obra publicada en español es "Ilusionistas", lanzada por primera vez en castellano antes que en inglés, en la que realiza una crítica constructiva sobre la sociedad actual.-


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29 novembre 2013 5 29 /11 /novembre /2013 14:29
Sobre la forma superior de lucha
Raúl Zibechi
 
Cuando la vida social y política se enfrenta a encrucijadas de caminos, se multiplican los debates, se suceden foros, encuentros y reuniones que buscan dilucidar hacia dónde conducir los movimientos. Colombia está viviendo un periodo de este tipo, donde se abren infinidad de espacios propicios para el intercambio, la escucha y el aprendizaje.
 

La pasada semana se realizó un encuentro sobre la unidad de la izquierda convocado por los periódicos Le Monde Diplomatique y Desdeabajo, otro que fue organizado por la Universidad de Bogotá para debatir las resistencias sociales en América Latina en relación con el proceso de paz, y además se realizó una gran marcha contra la violencia hacia las mujeres. Escenarios bien distintos, por cierto, por los que transitaron desde mujeres y feministas hasta académicos, dirigentes políticos y un buen puñado de jóvenes.

 

En uno de los encuentros el economista Héctor-León Moncayo mencionó la ácida ironía que vive la izquierda colombiana: En los 70 a los que impulsábamos la lucha de calles nos decían que había una forma superior de lucha a la que nos debíamos incorporar, en referencia a la lucha armada. Ahora nos dicen, y esa es la ironía, que la forma superior de lucha son las elecciones. Ciertamente, el eje de los debates actuales gira en torno de candidatos, siglas, alianzas y programas para atraer la voluntad popular hacia las urnas.

 

Argumentos similares hemos escuchado en otros países. Por ejemplo en Argentina, donde se viene debatiendo la necesidad de hacer política, insinuando que el trabajo territorial de base es insuficiente para cambiar el mundo porque es demasiado local y se debe participar en elecciones para potenciar ese trabajo de base. Esto lo dicen, por cierto, quienes no abandonaron las bases sino que encuentran enormes dificultades para sostener esos espacios.

 

Sobre el tema de las formas superiores o más avanzadas de lucha, sería oportuno mencionar cuatro aspectos.

 

El primero es que sostener que existen formas superiores, como sostuvimos en la década de 1960 y 1970, es tanto como afirmar que otras son inferiores, lo que tiene dos consecuencias que no son positivas. Por un lado, quienes se encuadran en las primeras tienen más autoridad para determinar lo que es correcto y adecuado y lo que no lo es, sencillamente por estar en la esfera superior. Por otro, tiende a homogeneizar los modos de hacer, lo que suele empobrecer el combate antisistémico.

 

La diversidad de formas de acción suele tener algunas ventajas. Quizá la más notable es que permite que sectores muy amplios de la sociedad se involucren en movilizaciones aunque no participen en movimientos, algo que suelen hacer sólo los militantes más o menos convencidos y conscientes. En paralelo, los diversos sujetos que integran el campo antisistémico (mujeres, jóvenes, gentes del color de la tierra, entre otros), suelen sentirse cómodos actuando de maneras diferentes a las que lo hacen otros sujetos.

 

Quiero decir que la diversidad de formas de lucha facilita la incorporación de actores con sus propias características distintivas, sin que se sientan forzados a subordinarse a una forma hegemónica de acción.

 

La segunda cuestión se relaciona con los objetivos a largo plazo. En las décadas de los 60 y 70 quienes optaban por la lucha armada pretendían tomar el aparato estatal y destruir el capitalismo para construir una nueva sociedad.

 

Quienes optaban por las elecciones buscaban modificar el sistema por dentro, gradualmente, y muchas veces tendían a insertarse sin más en el mismo. Sin embargo, esta determinista división entre reforma y revolución no resiste el análisis. Hay organizaciones que apelaron a las armas para ser reconocidas por el Estado y opciones electorales que realmente pretendieron cambiar el mundo.

 

En tercer lugar, buena parte del debate actual gira en torno de la conveniencia o no de participar en las elecciones. En este punto se registra un doble argumentación: estratégica o de largo plazo, y táctica o sobre lo más adecuado para fortalecer aquí y ahora el campo popular. Ante los límites que plantea la profundización del trabajo territorial urbano, en el que están empeñados desde piqueteros hasta sin techo y los más nuevos colectivos como el Movimiento Passe Livre de Brasil, aparece la tentación de volcarse al terreno electoral para conseguir fuerza adicional. Este argumento no debe subestimarse cuando lo esgrimen militantes comprometidos con su realidad.

 

En Chile este mismo debate enfrenta a los protagonistas de las grandes protestas estudiantiles. Los secundarios agrupados en la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios y otros muchos colectivos rechazaron la participación electoral, mientras el Movimiento de Pobladores en Lucha y otros colectivos apoyaron candidatos a la presidencia. Más allá de los resultados, la mitad de la población prefirió no ir a las urnas, pero no sería oportuno acusar a quienes tomaron esa opción de falta de conciencia política.

 

Por último, un nuevo enfoque modifica radicalmente el debate sobre las formas de lucha. No es lo mismo elegir modos de acción para cambiar este mundo, que para construir uno nuevo. En este caso, participar en las instituciones –ya sea a través de las elecciones o de cualquier otro mecanismo– sólo tendría sentido si pudiera servir para neutralizaar una ofensiva de los poderosos destinada a destruir lo que se está construyendo. La opción armada es necesaria para defender ese mundo otro, pero no para construirlo.

 

Si de hacer un mundo nuevo se trata, los modos de hacer se multiplican, con especial énfasis en la producción y la reproducción de la vida, que suceden tanto en la tierra y la fábrica como en el hogar. Este camino emprendido por muchos movimientos en nuestro continente coloca el debate en un lugar completamente nuevo: la reproducción, antes considerada tarea de mujeres, y los trabajos colectivos, empiezan a tener un lugar relevante y se incorporan al acervo de las formas de lucha.-

 

 

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28 novembre 2013 4 28 /11 /novembre /2013 10:52

Anarkismo.net     http://www.anarkismo.net

 


Los Horizontes del Movimiento Libertario
 by Pablo Abufom

 

A 14 años de la reaparición de un anarquismo de masas, podemos decir con orgullo que existe un movimiento libertario en Chile, conformado por expresiones que cubren el territorio geográfico y el territorio social, organizando la lucha en lo sindical, lo territorial y lo estudiantil. Precisamente por ese desarrollo intenso, lleno de tropiezos y lecciones en el camino, el movimiento libertario se encuentra en un momento de inflexión.

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Los horizontes del movimiento libertario

Para nadie es novedad que este 2013 ha sido un año crucial para poner a prueba la consistencia política de la izquierda revolucionaria en general y del comunismo libertario en particular. El marcado ascenso de la movilización de distintos sectores sociales desde el 2011, que nos permitió ver más allá de la bruma que habían impuesto los 20 años de normalización democrática del neoliberalismo, nos produjo una gran sorpresa, que se transformó desde ese momento, y de forma aún más intensa durante este año, en la pregunta por sus proyecciones más allá de la movilización misma, hacia una nueva etapa en la lucha de clases, que se caracterice ya no solamente por la expresión del descontento, sino además por la conquista de avances efectivos para la clase trabajadora.

Esta búsqueda de respuestas se agudizó fuertemente en un año de elecciones, que tiende a conducir la atención del pueblo y de la izquierda hacia el escenario electoral. Si sumamos a esto el viraje hacia la derecha del Partido Comunista, tradicional enclave del reformismo en Chile, y que por lo tanto deja un espacio que será ocupado por los oportunistas de siempre, no es raro que nos encontremos con una izquierda desorientada, débil en lo estratégico y todavía incapaz de transformar el discurso de unidad (presente en todas y cada una de las proclamas de las organizaciones de izquierda) en una práctica efectiva de unidad, es decir, en una construcción programática desde las experiencias organizativas y de lucha realmente existentes (eso que llamamos “unidad desde la lucha”). Hasta ahora, la unidad política de la izquierda se ha manifestado como “unidad por arriba”, expresada concretamente en la búsqueda de cada núcleo político por capitalizar los espacios de convergencia intersectorial y electoral para el crecimiento del propio sector, sin que eso resulte en un mayor fortalecimiento de las organizaciones populares, verdaderos sujetos de la lucha revolucionaria.

De más está decir que esta mezquindad programática responde menos a la voluntad individual o grupal de una organización, y más a la debilidad estructural de la izquierda y el movimiento popular en su lento proceso de rearme. Lo único que permitirá superar este estado es continuar las tareas de construir un pueblo fuerte en sus organizaciones en lucha, de agitar y trabajar por un movimiento de trabajadores que articule no solo a los sectores estratégicos de la economía, sino también a las grandes capas precarizadas y los trabajadores del sector público, y de fomentar la coordinación de estas luchas desde las luchas mismas, es decir, enfatizando el protagonismo político del mismo pueblo organizado en la tarea de madurar su posición y mejorar su capacidad de combate. La unidad de un pueblo desarticulado por el terror neoliberal (1973-1990) y la democracia neoliberal (1990-2013) se producirá desde abajo, como reconstrucción del tejido social organizado. Creer que es posible reconstruir ese tejido desde los núcleos operativos e intelectuales de la política de izquierda (por más devotos que se digan de la causa de los trabajadores y del pueblo) no solamente es poner la carreta delante de los bueyes, es además despreciar la capacidad política de la propia clase trabajadora para su emancipación.

En este contexto, nosotros también nos hemos hecho preguntas, también hemos aventurado respuestas, también hemos experimentado las dificultades de ser todavía pocos y débiles y estar enfrentados a una tarea gigantesca y múltiple. Después de una larga retirada desde sus últimas expresiones en el anarco-sindicalismo de los 50s y 60s, podemos decir que el desarrollo de un nuevo anarquismo[1] en Chile comienza en noviembre de 1999 con la fundación del Congreso de Unificación Anarco Comunista (CUAC).[2] Desde entonces, se ha venido desarrollando un complejo de diversas organizaciones que responden al desafío que se planteó en ese momento: la revalorización del proyecto histórico del anarquismo, (también conocido como anarco-comunismo o comunismo libertario) como un proyecto de masas, capaz de contribuir al rearme de la izquierda revolucionaria en su falta de orientación luego de la estrepitosa caída de los socialismos reales, y por lo tanto de la hegemonía casi total del marxismo leninismo institucionalizado, y el avance campante del capitalismo en Chile y el mundo. A 14 años de la reaparición de un anarquismo de masas, podemos decir con orgullo que existe un movimiento libertario en Chile, conformado por expresiones que cubren el territorio geográfico y el territorio social, organizando la lucha en lo sindical, lo territorial y lo estudiantil. Junto a estas encontramos las diversas expresiones que han creado una subjetividad y una cultura libertaria, desde periódicos y medios de comunicación digital a unidades muralistas, pasando incluso por una librería y centro social. Hoy podemos celebrar, además, el exitoso primer año de una organización feminista libertaria que, pese a las esperables reacciones desconfiadas de los machos de siempre, crece a paso firme y nos deja clara la necesidad de un feminismo revolucionario y de clase, no solo para combatir al patriarcado en la calle, sino también para hacerle frente en nuestras organizaciones.

Un momento de inflexión en el movimiento libertario

Precisamente por ese desarrollo intenso, lleno de tropiezos y lecciones en el camino, el movimiento libertario se encuentra en un momento de inflexión. Esta situación responde al menos a dos circunstancias que claramente trascienden la voluntad de sus organizaciones y sus militantes. Por un lado, el crecimiento sustancial y permanente de las organizaciones libertarias, la creación de nuevas organizaciones y el (todavía insuficiente) impacto que nuestras perspectivas han tenido en los espacios sociales donde éstas se insertan, han significado principalmente un aumento cuantitativo de nuestro sector y de quienes simpatizan con nuestro proyecto. Este aumento requiere que volvamos a pensar las formas en las que respondemos organizadamente a las diferencias ideológicas y de formación que emergen, naturalmente, al interior de un movimiento que se halla en uno de los momentos más interesantes de su desarrollo.

Por otro lado, hoy, en un año en que la izquierda ha estado sumida en una serie de profundas discusiones que evidencian la falta de un debate estratégico y programático amplio (con miras a la unidad efectiva, y no solamente a la capitalización en las convergencias electorales), algunos consensos que han acompañado al movimiento libertario en más de diez años de desarrollo, han quedado puestos en cuestión. Uno de ellos es el de la construcción misma de movimiento libertario, y en particular del modo en que se construye y la forma que adquiere la relación dinámica entre sus organizaciones. Como con tantas cosas, esta discusión tiene su vocabulario equivalente en la tradición marxista. Para los que se desesperan cuando no hablamos en esos mismos términos, estoy hablando del debate sobre la construcción y el diseño de partido, en un sentido amplio, íntimamente vinculado, pero distinguible del problema del aparato o el instrumento político.

El debate en torno a la forma de enfrentar la lucha por las reformas democráticas y redistributivas que fortalecerían el avance de los trabajadores en Chile, y que exige por lo tanto una fuerza social y política capaz de impulsar y facilitar dichas conquistas por parte del pueblo movilizado, ha significado el enfrentamiento de posiciones todavía precarias, pero que nos permiten ver el nacimiento de tendencias divergentes al interior del movimiento libertario. El surgimiento de la Red Libertaria, el quiebre de la Organización Comunista Libertaria y los intensos debates en las organizaciones libertarias y a través de nuestros medios de comunicación dan cuenta de la necesidad urgente de llevar la discusión sobre los objetivos y la forma del movimiento libertario al espacio público, de tal forma que una verdadera discusión colectiva preceda a las planificaciones e implementaciones, de tal forma que la construcción de un movimiento libertario sea una tarea compartida por todos y cada uno de los y las militantes de sus organizaciones y espacios. Ese es el valor de la horizontalidad como principio práctico, y la originalidad del movimiento libertario en sus diversas expresiones históricas.

Este es un momento favorable para nuestro proyecto, porque todo desarrollo implica diferenciación, y sólo puede ser percibido como un problema si es que creemos que los proyectos políticos son bloques homogéneos y sin contradicciones. La crítica abierta y el debate político, incluyendo la confrontación de posiciones contrarias, no son debilidades, sino fortalezas para un movimiento que pretende responder a las necesidades de la clase trabajadora y esforzarse por llevar a cabo las tareas revolucionarias.

Esto nos obliga a detenernos para hacer un diagnóstico mínimo del movimiento, reconociendo los aciertos que ha tenido el desde la fundación del CUAC hasta hoy, y señalando también algunos de sus errores y debilidades. Teniendo en cuenta este desarrollo es que podremos hacernos la pregunta por los horizontes que se abren hoy para el movimiento libertario.

Los aciertos: lucha y organización

En primer lugar, el posicionamiento en el campo de las luchas populares a través de una política clara de inserción social le permitió al anarquismo superar las prácticas marginales de la contracultura (más interesada en crear una forma de vida alternativa que en incidir en la realidad social concreta), logrando un avance cuantitativo y cualitativo mediante la masificación de prácticas propias de lo mejor de la tradición libertaria del anarquismo: las dinámicas de horizontalidad para nuestras organizaciones y las organizaciones sociales donde nos hemos desenvuelto, la acción directa como táctica permanente de lucha y conquista de transformaciones en lo inmediato, la democracia directa como principio práctico para el fortalecimiento de la iniciativa popular, y una ética militante basada en la prefiguración de una sociedad libertaria en el día a día y en todos los ámbitos de la vida. Todo esto le permitió al anarquismo chileno recuperar el proyecto histórico comunista libertario que había emergido en el movimiento obrero a mediados del siglo XIX y se había desplomado hacia mediados del siglo XX.

Por otra parte, es fundamental reconocer la capacidad de las organizaciones políticas comunistas libertarias de establecer una coherencia interna del proyecto y un diseño programático adecuado al momento mediante los análisis de coyuntura, un énfasis ineludible en la realidad concreta de la lucha de clases y la integración de las luchas reivindicativas a través de la generación de redes a nivel nacional capaces de impulsar las luchas populares hacia un proyecto de transformación social revolucionaria. El rescate de la tradición organizativa del anarco-comunismo, que nace con el mismo Bakunin y su Alianza por la Democracia Socialista (formada en 1868), y se instala definitivamente entre nosotros con las lecturas de la Plataforma Organizacional de los Comunistas Libertarios (redactada por N. Makhno, P. Archinov y otros exiliados rusos en 1926) y el Manifiesto Comunista Libertario (redactado por G. Fontenis en 1953), significó un avance crucial para el incipiente movimiento libertario en Chile. Los debates y la construcción de línea política al interior de dichas organizaciones han permitido un desarrollo del proyecto comunista libertario atento a las oscilaciones de la lucha de clases, y por ello mismo, capaz de (o al menos dispuesta a) responder a sus desafíos en distintos momentos.

Finalmente, estos avances en las capacidades sociales y políticas del movimiento condujeron a una visibilización del proyecto libertario, y con ello conquistamos un lugar en el imaginario popular mediante la emergencia de una matriz cultural y una subjetividad propia, que se afianza día a día en nuestra prensa, nuestro muralismo y nuestros centros sociales. Este elemento de desarrollo subjetivo es una de las claves de nuestra contribución al desarrollo de un movimiento popular clasista y libertario, y debe ser valorado y trabajado si nos proponemos que la conciencia de clase proletaria no sea una conciencia reducida a lo económico o a lo político, sino que se comprenda integralmente la necesidad de transformar todos los ámbitos de la vida para poder realmente construir una sociedad de libertad e igualdad.

Las debilidades: pragmatismo y verticalización

No es posible un diagnóstico y una auto-crítica realista sin el reconocimiento de los aciertos de nuestro movimiento. Pero debemos ser aún más honestos y agudos cuando se trata de sus errores y debilidades.

Debemos reconocer actualmente una tensión en la matriz ideológica libertaria, originalmente arraigada en la tradición anarquista, y que hoy se diversifica naturalmente debido a sus propias limitaciones y las exigencias de la realidad, que no tienen el mismo tranco que la teoría. Una de las aristas de esta tensión se expresa en un énfasis pragmático en lo cuantitativo y en la identificación de la eficacia como la principal vara para medir los avances. Así, se configura una práctica política en donde consignas que podrían cargar un gran potencial para sintetizar el sentido de una estrategia política (“vocación de poder”, “acumulación de fuerzas”) son vaciados de contenido y son entendidas en su acepción más restringida (ocupar cargos formales de representatividad, tener más militantes). Esto a su vez conduce a la debilidad de la formación política y teórica de los militantes de las organizaciones libertarias, puesto que la teoría se entiende como la matriz ideológica más útil para los avances de corto plazo y la política como el diseño de planes de acción a ser implementados. Para un movimiento libertario esta reducción de la teoría y la política a sus expresiones más contingentes tiene como resultado la adopción de perspectivas estratégicas que responden de un modo más inmediato a la necesidad de resultados en el corto plazo.

La tendencia al pragmatismo no es algo que pueda imponerse voluntariamente. Hago hincapié en esto para que quede claro que no se trata aquí de criticar burdamente a personas o grupos, sino de analizar críticamente una situación más o menos estructural del funcionamiento del movimiento libertario. Por eso, creo que una de las causas de esta tendencia al pragmatismo se vincula a la forma de entender y experimentar la relación entre las organizaciones del movimiento libertario y del campo popular.

En un texto publicado en el 2005, José Antonio Gutiérrez desarrolló de manera clarísima un planteamiento para entender los ámbitos de la organización, junto con una caracterización de los sujetos populares.[3] El modelo planteado allí, que ordena las organizaciones sociales a partir de los ámbitos social, político-social[4] y político, permite de manera muy eficiente distinguir formas de abordar los distintos niveles de la construcción de un programa revolucionario y las tareas específicas para cada ámbito. A pesar de que pueda distinguirse entre estos ámbitos de manera relativamente clara, lo cierto es que todos ellos forman parte de una misma realidad, y entre ellos se establece una relación dinámica (desde lo social a lo político y vice versa). Este es un modelo que ha sido tremendamente útil, que le ha servido al movimiento libertario para orientar su trabajo y aplicar todas sus fuerzas de manera eficiente.

Utilizando este esquema, lo que más arriba hemos llamado movimiento libertario se compone de agrupamientos que podríamos ubicar en el ámbito de las organizaciones político-revolucionarias (las que hemos conocido son OCL, EL, FCL, etc.) y político-sociales (el FEL, la CTL, etc.).[5] Creo que la forma en que esta clasificación se ha ido implementando tiene sus limitaciones estructurales. En particular, la traducción de este análisis de la realidad de las organizaciones populares en una tipología organizacional, que las entiende como cosas de distinto tipo, cada una con rasgos definidos de antemano, y cuyas relaciones son concebidas en un orden vertical, ha conllevado la compartimentación del proceso de debate y definiciones políticas al interior del movimiento libertario, y con ello una división social del trabajo político. Se ha entendido que la organización política tiene en sus manos la tarea de entregar las orientaciones políticas generales, una tesis para el periodo, y cumplir el rol de dirección del movimiento libertario, mientras que la organización-político social tiene que definir su plataforma de trabajo, una línea de implementación y un marco reivindicativo que responda al espacio social en que se trabaja y permita intervenir adecuadamente en él. Hasta aquí no hay problema alguno. Sería absurdo plantear que la división de tareas por sí misma fuese un problema. El problema surge cuando la diferenciación de tareas se entiende como una jerarquización de tareas.

En contra de las precauciones que el mismo Gutiérrez plantea en el texto, la relación entre las así llamadas OPR y OPS ha tendido a ser comprendida como una relación jerárquica. Aunque no exista una subordinación efectiva, y se mantenga una autonomía formal, el rol preponderante de los militantes de la “organización específica” ha significado una comprensión limitada de la capacidad política de las organizaciones político-sociales o frentes intermedios, por un lado, y una sobrevaloración del rol de dirección de los grupos de intelectuales y operadores políticos. Sin que se diga explícitamente, se opera bajo el consenso silencioso del rol dirigencial de la OPR, con la carga objetiva y subjetiva que eso conlleva.

Creo que una falta de reflexión sobre la verdadera fuente de la dirección del movimiento libertario está a la base de esta jerarquización de la relación entre sus organizaciones. Entendida como la actividad de dirigir, y no como el sentido que un proyecto político toma a partir del conjunto de sus expresiones concretas, la dirección del movimiento libertario ha ido quedando en manos de la función específica cumplida por la OPR, en desmedro de la capacidad política de los y las militantes de organizaciones político-sociales u otras iniciativas libertarias. Por ello, se ha entendido el movimiento libertario como una estructura piramidal cuya parte superior coincide con el rol dirigencial de la OPR, y desde donde irradian (o en algunos casos son inducidas) las orientaciones políticas y estratégicas fundamentales. Este modelo hace aparecer a las organizaciones político-sociales como subordinadas con respecto a la organización política, puesto que su capacidad de tener a la vista la proyección política, más allá del ámbito social al que se restringe la organización político-social, en cierto sentido la autoriza como portadora del proyecto político mismo. Esta confusión del proyecto con la estructura política es un profundo error que corre el riesgo de introducir completamente la división social del trabajo en las tareas políticas al distinguir entre los intelectuales que piensan la política y los obreros que la implementan.

Por otra parte, más allá de las razones que se manejen para una estructura de ese tipo, el carácter cuasi-secreto de las organizaciones políticas que hemos conocido hasta ahora no se lleva muy bien con el impulso democrático propio de un movimiento comunista libertario. El principal riesgo de una lógica de compartimentación de la información al interior de la organización, y de existencia cuasi-secreta ante la militancia político-social, es la concentración de información y, por lo tanto, la concentración de poder en grupos o individuos. Mientras algunos manejan toda la información, la mayoría maneja solo un poco o lo suficiente para efectos operativos. Debemos reconocer que este carácter clandestino o semi-clandestino es fundamental e ineludible para los aparatos político-militares, pero no queda claro qué sentido tiene para las tareas de análisis de coyuntura, diseño estratégico, creación y utilización de redes e infraestructura, debate teórico, etc. Aunque la organización misma no se lo proponga, los efectos negativos que el cuasi-secreto tiene en el movimiento libertario es la concentración de saber/poder, y la confusión y la suspicacia entre los no-militantes sobre quiénes son y dónde están repartidos sus militantes. En un momento en el que los desafíos para la izquierda revolucionaria exigen una unidad transversal en el movimiento, estas prácticas corroen la posibilidad misma de una coherencia general de las acciones tácticas y estratégicas, en la medida en que generan desconfianza entre la militancia política y la militancia político-social (en ambas direcciones), y desincentivan la iniciativa política autónoma que venga desde fuera de la organización política.

Aún reconociendo la necesidad de una organización específicamente política cuyos niveles de unidad táctica e ideológica sean superiores a los del resto de las organizaciones del movimiento, y aún reconociendo el valor que tienen los “revolucionarios profesionales”, esta profesionalización de la política tiene que entenderse como el proceso colectivo de asentar el análisis en la realidad concreta, fortalecer operativamente los trabajos mediante una disciplina y un compromiso subjetivo que resulten de la participación efectiva en el diseño de las tácticas y estrategias, en el ámbito restringido de la organización política, pero también en el ámbito amplio y complejo de las relaciones entre las organizaciones de distinto tipo que conforman eso que hemos llamado movimiento libertario. Esta forma profesional, seria, eficiente, de hacer política no puede entenderse como el confinamiento de la política en los grupos de síntesis y coordinación, vanguardias ejecutivas que utilizan los demás órganos del cuerpo libertario como palancas de la mecánica revolucionaria, pero no porque de ese modo no se responda a los principios eternos de la doctrina anarquista, sino porque no se responde a las necesidades más concretas de las organizaciones revolucionarias y libertarias, en particular a la necesidad de una construcción democrática de movimiento (la mejor garantía de un compromiso y una disciplina militante real, y no una que sea sacada a la fuerza por las formalidades) y la coherencia real entre las iniciativas sociales y políticas de sus organizaciones insertas en el campo popular (que es distinta de la unidad homogénea que encontramos entre los distintos “órganos” de un “partido”). Enmarcadas en un trabajo de coordinación permanente, las relaciones dinámicas y horizontales al interior del movimiento libertario pueden ser más sensibles a las diversas coyunturas de la lucha de clases que los modelos centralistas que entregaron resultados en el corto plazo, pero demostraron ser fracasos estrepitosos más allá de las situaciones que los pusieron en la cresta de la ola histórica.

Algunos horizontes para el movimiento libertario

Los errores del pasado no se refutan teóricamente, sino en la práctica. Por eso mismo esta es una invitación a debatir la construcción de un movimiento libertario democrático y revolucionario, desde nuestras organizaciones, recogiendo las experiencias de lucha de los trabajadores y el pueblo. Son las lecciones aprendidas en la lucha, hoy, ayer y antes de ayer, las que iluminan de mejor forma el camino futuro. Estas lecciones son las que llevaron al movimiento anarquista desde sus orígenes a plantear la independencia de clase, la democracia directa, la acción directa de masas, la horizontalidad, el federalismo, la autogestión y el internacionalismo proletario como principios prácticos (y no formas ideales) para organizar la lucha anticapitalista y antiestatal. Por ello, y adelantándome a la acusación de “principismo”, que tan libremente ha circulado en el último tiempo para referirse a toda crítica del pragmatismo, el énfasis en la horizontalidad y la democracia directa, que son los ejes con los que he planteado el problema del desarrollo del movimiento libertario en los últimos catorce años, no puede ser considerado como una apelación vacía a principios ahistóricos, sino como un rescate con una finalidad precisa de las conclusiones que el mismo desarrollo de la lucha de clases nos ha entregado. Se trata de responder a la necesidad que tiene el movimiento libertario hoy de actualizar la matriz a partir de la cual se entiende el trabajo de sus organizaciones y la relación dinámica entre ellas.

En este momento de inflexión para el movimiento libertario, en el que se hacen visibles y nos pasan la cuenta sus debilidades, y que por ello mismo es un gran desafío, es necesario proyectar las tareas, vinculadas a la construcción de movimiento libertario, para el tiempo que seguirá a esta coyuntura. Quiero concluir con algunas reflexiones sobre esto, que son el resultado de intensas conversaciones con militantes de diversas organizaciones del movimiento a lo largo de este año, y cuya intención es invitar a todos y todas, pero en particular a los compañeros y compañeras que no militan en organizaciones específicas, a dar este debate, compartir y confrontar posiciones, y trabajar por un movimiento libertario que pueda estar a la altura de los desafíos del momento.

En primer lugar, creo que es fundamental insistir en la politización de las organizaciones político-sociales, es decir, fomentar que el debate político y programático surja del trabajo de sus militantes, y responda directamente a las necesidades de las luchas en los espacios sociales. Esto incluye los debates teóricos y la revisión de la matriz ideológica. El contenido del debate, para que sea un debate fructífero, tiene que ser la experiencia misma de las luchas y las lecturas de las organizaciones. La independencia y capacidad política de las organizaciones libertarias depende de que la construcción y definición de líneas sea un proceso llevado a cabo en su interior, entre sus militantes, abierto a las contribuciones y trabajos de otras organizaciones, pero con metodologías diseñadas para asegurar una rigurosa democracia interna, el debate fraterno y la autonomía.

Junto con esto, para que efectivamente la dirección esté dada por el sentido que colectivamente toma el movimiento libertario, es necesario impulsar una coordinación horizontal entre las organizaciones libertarias, fomentando espacios de trabajo y discusión interna compartida así como nuevos y mejores espacios públicos de formación política permanente. La sectorización de las organizaciones político-sociales en sus ámbitos de trabajo, y la reducción de otro tipo de organizaciones como medios de comunicación o centros sociales a funciones meramente de propaganda o infraestructura, no nos permite sistematizar la experiencia adquirida en cada espacio. Las organizaciones políticas tienen que contribuir a este proceso de sistematización, pero no pueden ser el único hilo conductor de la visión de conjunto que necesitamos para que el trabajo en todos los frentes se unifique. Las redes de las organizaciones políticas tienen que estar al servicio del movimiento libertario. No pueden ser las redes en las que se queden atrapadas las organizaciones político-sociales.

Es fundamental y urgente identificar el modo en que las dinámicas propias de una sociedad de clases se introducen en nuestras organizaciones, incluyendo la división social de las tareas militantes entre intelectuales (pensadores, ideólogos, operadores políticos, y eventuales burócratas) y obreros (implementadores de políticas, trabajadores manuales, soldados más que militantes) cuya mayor virtud resulta ser el valor pasivo de la disciplina. El resentimiento no tiene ningún lugar entre compañeros, pero debemos estar atentos a los momentos en los que hay una correlación entre el capital cultural y social del que se dispone, y la distribución de los cargos y tareas en nuestras organizaciones.

Otro de los elementos que debemos tomar en serio e integrar es la identificación y confrontación, de una vez por todas, de la violencia patriarcal en nuestras organizaciones y al interior de la izquierda. Este no es un detalle políticamente correcto, en la medida en que en un movimiento todavía pequeño como el nuestro la intensidad de las relaciones interpersonales es tremendamente relevante a la hora de convivir y trabajar juntos/as. Las agresiones sexuales, el humor sexista y la preponderancia masculina y heteronormativa, entre otras prácticas patriarcales, deben ser tematizados y enfrentados concretamente con una orientación feminista clara. El surgimiento de La Alzada es crucial en la visibilización de estas problemáticas en el movimiento, y debe ser el impulso para que todos y todas asumamos dicha tarea.

Una de los elementos claves para sostener este tipo de propuestas es el fortalecimiento de un espacio público libertario. Esto implica favorecer un debate público, crítico, responsable, sin miedo a mostrar las diferencias internas del movimiento ante las demás organizaciones de la izquierda revolucionaria. La necesidad de la unidad en la acción, de la disciplina colectiva y la responsabilidad militante no tiene ningún sentido sin la libertad de crítica y de discusión, una de las mejores armas contra el sectarismo y el dogmatismo.[6] Y a su vez, esta libertad no es real sin la formación de militantes con pensamiento crítico, capaces de defender sus posiciones en todos los espacios no solamente porque aprendieron adecuadamente la línea de su organización, sino porque la construyen, la comprenden e interiorizan. No puede haber verdadera responsabilidad militante sin participación real en los debates. Es necesario fortalecer los medios que ya existen, lanzarse a escribir y publicar opiniones, y generar nuevos espacios de formación permanente.

Finalmente, esta forma de concebir el movimiento libertario y las relaciones horizontales y dinámicas entre sus organizaciones, requiere un trabajo de unidad con el resto de la izquierda revolucionaria, para no caer en el ombliguismo o el principismo. Aunque este artículo ha estado concentrado en una revisión crítica del estado actual del movimiento libertario con la intención de plantear algunas tareas en un momento de inflexión, no tiene sentido una construcción exclusivamente hacia adentro. Lo que guía estas reflexiones no es el absurdo de preparar primero las condiciones y actuar luego. Es evidente que no se puede aprender o avanzar sin las experiencias de trabajo y debate con los demás sectores de la izquierda revolucionaria, ni se puede poner a prueba lo adecuado de nuestras políticas sin lanzarse con audacia a la lucha de clases, pero nadie creería que es una buena idea salir a jugar sin haber conformado un buen equipo. Este tipo de debates son parte de ese entrenamiento necesario.


[1] Hoy más que nunca, con la exposición pública que implica que una anarquista sea presidenta de la FECh, es necesario establecer el vínculo claro entre eso que hoy se llama “lo libertario”, y que hemos llamado también “comunismo libertario”, con la tradición histórica del anarquismo, su crítica del estado y el capitalismo con una perspectiva de clase trabajadora, su estrategia revolucionaria de transformación social y su programa de reconstrucción comunista y libertaria de una sociedad post-capitalista.

[2] Para una excelente revisión histórica y un análisis del significado político de dicha organización, véase Felipe Ramírez, Arriba los que luchan: un relato del comunismo libertario en Chile. 1997-2011, Memoria para optar al título de Periodista, Universidad de Chile, Santiago, 2013, en particular el capítulo “El surgimiento del CUAC”, pp. 39-83.

[3] Me refiero a “En torno a los problemas planteados por la lucha de clases concreta y la organización popular. Reflexiones desde una perspectiva Anarco-Comunista”, publicado en línea en http://www.anarkismo.net/article/7329

[4] Felipe Correa se ha referido a este ámbito de la organización como el espacio de las “agrupaciones de tendencia”. Véase “Las agrupaciones de tendencia”, publicado en línea en http://www.anarkismo.net/article/15522

[5] Del movimiento forman parte además otras expresiones que no caben en esta clasificación, y ese es uno de sus principales problemas. Aparte de los medios de comunicación como el periódico Solidaridad, la revista Política y Sociedad, y los sitios web La Batalla de los Trabajadores y Perspectiva Diagonal, o grupos de propaganda como la UMLEM, ¿dónde clasificar a organizaciones feministas como La Alzada, Acción Feminista Libertaria, ecologistas como Germina, Ecología Libertaria o el proyecto al mismo tiempo social, cultural y político de Librería Proyección? Tratar de forzar estas experiencias en el marco de una clasificación o inventar nombres ad hoc para completar el cuadro no contribuye a comprender que el movimiento libertario es una realidad viva y compleja, que puede ser iluminada, pero nunca reducida, por las clasificaciones.

[6] Esta libertad de crítica y discusión tiene que expresarse no solamente en debates por escrito, sino también en la valoración política del surgimiento de distintas corrientes de opinión al interior del movimiento. Ante un paradigma estrecho de formas orgánicas y de construcción de unidad y disciplina, este fenómeno es percibido como fraccionalismo, una percepción que se acentúa en un movimiento todavía pequeño. Pero pronto nos encontraremos con un movimiento que crece en lo cuantitativo, donde el derecho a existir de las distintas tendencias tiene que ser reconocido como fundamental para crecer en lo político y lo estratégico mediante la confrontación de posiciones. La denuncia del disenso con motes ideologizados es un freno a este crecimiento.-

 

 


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Miguel Bakunin

 

 

Carl Sagan

Así, a medida que la ciencia avanza, Dios parece tener cada vez menos que hacer. Es un gran universo, desde luego, por lo que Él, Ella o Ello, podría estar ocupado provechosamente en muchos sitios. Pero lo que evidentemente ha ocurrido es que ante nuestros propios ojos ha ido apareciendo un Dios de los vacíos; es decir, lo que no somos capaces de explicar, se lo atribuimos a Dios. Después, pasado un tiempo, lo explicamos, y entonces deja de pertenecer al reino de Dios. Los teólogos lo dejan de lado y pasa a la lista de competencias de la ciencia.

 

Carl Sagan: “La diversidad de la ciencia” [2007]



 

Stepehen Hawking

"La estirpe humana no es más que un sustrato químico en un planeta pequeño, orbitando alrededor de una estrella mediana, en los suburbios de una galaxia del centenar de miles de millones que existen"

 

Carlos Marx

“Durante el curso de su desarrollo, las fuerzas productivas de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o, lo cual no es más que su expresión jurídica, con las relaciones de propiedad en cuyo interior se habían movido hasta entonces. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas que eran, estas relaciones se convierten en trabas de esas fuerzas. Entonces se abre una era de revolución social” (1859)

 

 

Albert Einstein

Si una idea no parece absurda

de entrada,

pocas esperanzas

hay para ella.-

 

Groucho Marx

"El secreto de

la vida es

la honestidad y

el juego

limpio, si puedes

simular eso,

lo has conseguido."  

  

MARX, Groucho (1890-1977) 
Actor estadounidense